El propio Van Gogh estaba abducido por sus "Girasoles", un cuadro que sobrevive a las miradas de sus amantes desde 1889. Su museo no volverá a prestar ese lienzo, pero lo convierte en el rey de la exposición de este verano que arroja luz sobre los misterios de una de las obras maestras más vigiladas de Ámsterdam.
La exhibición, que abre este jueves sus puertas, gira en torno a las versiones de esa flor que Van Gogh pintó una y otra vez cuando marchó de Paris a Arles, pero el punto central es el resultado de una investigación a fondo del lienzo "Los Girasoles", que desvela sus orígenes, la importancia que tenía para el artista y lo que él buscaba con ese cuadro, por el que tenía especial adoración.