El Reloj del Fin del Mundo o del Apocalipsis es una metáfora creada en 1947, después de la Segunda Guerra Mundial y la devastación ocasionada por las bombas atómicas, cuando la humanidad consiguió el suficiente poder bélico para destruirse a sí misma.
Los creadores de este recurso para llamar la atención sobre los mayores peligros para la especie humana y la vida en el planeta, fueron científicos de la época, como J. Robert Oppenheimer, llamado el padre de la bomba atómica y uno de los líderes del Proyecto Manhattan, así como el mismo Albert Einstein, reconocido pacifista.
Desde entonces, existe un Consejo de Ciencia y Seguridad del Boletín Atómico, que se encarga de mover las manecillas del reloj, de acuerdo con la gravedad de la situación geopolítica, bélica y situaciones que pongan en riesgo de extinción a la humanidad. Entre más cerca estén las manecillas de la medianoche, mayor vulnerabilidad y peligro enfrenta el mundo.
En un artículo de National Geographic citan la explicación que dio el Boletín Atómico sobre el Reloj del Fin del Mundo: “Advierte sobre lo cerca que estamos de destruir nuestro mundo con tecnologías peligrosas de nuestra propia creación (…) es una metáfora, un recordatorio de los peligros que debemos enfrentar si queremos sobrevivir en el planeta”.
Para el año 2023, las manecillas del reloj fueron ubicadas 90 segundos antes de la medianoche, debido a las grandes guerras que están ocurriendo entre Rusia y Ucrania, en Europa, y la de Israel contra Hamás en Palestina, así como el conflicto de esta nación con otros países de Medio Oriente. Pero, el riesgo incluye otros factores como el cambio climático y el desarrollo desmedido de tecnologías que podrían superar el control humano como la IA.
En toda su historia el Reloj del Fin del Mundo se ha movido 25 veces, adelantando o atrasando el punto de no retorno de la humanidad. Cuando fue creado, se ubicó 7 minutos antes de la medianoche. Para 1949, cuando la Unión Soviética (URSS) empezó a fabricar armamento nuclear, el reloj quedó 3 antes, que para 1953 se redujo a 2 minutos, debido a las tensiones de la Guerra Fría.
En 1991, después de la caída del Muro de Berlín y la disolución de la URSS, el reloj marcó su tiempo más lejano del apocalipsis, 17 minutos antes de la medianoche. Entre 2020 y 2021, con las tensiones bélicas en Europa y Oriente, así como los efectos del cambio climático, se ubicó a 100 segundos, la primera vez que pasaba de minutos a segundo, que ahora son apenas 90 antes de la medianoche.