El legendario balneario de Acapulco estaba casi devastado y aislado del resto de México este miércoles tras el paso de Otis, que provocó la destrucción masiva en hoteles, centros comerciales y vías públicas. Además, al menos 27 personas murieron en el puerto de Acapulco por el fuerte huracán de nivel huracán 5, la máxima categoría de la escala Saffir-Simpson, según informó el gobierno mexicano.
“Lamentablemente, se recibió el reporte del gobierno del estado y del municipal de 27 personas fallecidas y cuatro desaparecidas”, dijo la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, durante la conferencia de prensa presidencial.
Asimismo, algunos medios de comunicación informaron que la situación es Acapulco es delicada, pues “No hay vuelos de avión. No hay autobuses entre Ciudad de México y Acapulco”, constató un fotógrafo horas después de que el huracán tocara tierra con vientos de hasta 315 km/h.
“En Acapulco no hay señal internet ni energía (eléctrica)”, agregó este periodista que pudo salir de la ciudad para transmitir sus fotos. El huracán impactó particularmente a los turistas y visitantes de este famoso balneario en la costa del Pacífico de México, con una ocupación hotelera del 50%.
Las primeras imágenes mostraron hoteles de lujo y plazas comerciales reducidos a sus estructuras de concreto, y comenzaban a multiplicarse escenas de rapiñas. “Los daños materiales son devastadores, no tenemos agua, no tenemos luz, pero estamos sanos y salvos”, declaró Citlali Portillo, administradora de una residencia para turistas, a la cadena Televisa.
“¡El edificio se movía como si fuera un sismo y se movió así durante dos horas!”, añadió la mujer que debió resguardarse en la tina de un baño durante el paso del meteoro. “Así es como nos salvamos”, agregó.
“Tuvimos que cerrar las puertas con lo que encontramos para que no volaran los cristales”, contó Eric Hernández, de 24 años, quien es habitante de un pueblo cercano a Acapulco y se encontraba en el balneario donde acompañaba a un familiar en una clínica en el momento del impacto.
Otis tocó tierra pasada la medianoche local como un huracán categoría 5 (la máxima en la escala de vientos Saffir-Simpson), pero hasta el momento no se reportaban víctimas.
Improvisación de barricadas
Otis, que se transformó en cuestión de horas en un huracán mayor y “potencialmente catastrófico”, según autoridades meteorológicas, sorprendió al gobierno y al propio presidente Andrés Manuel López Obrador.
El presidente partió hacia el puerto por carretera la tarde de este miércoles. Su viaje se retrasó por deslaves y afectaciones en carreteras, pero arribo antes del anochecer, reportó el gobierno del estado de Guerrero, al que pertenece Acapulco.
La caída de las telecomunicaciones también dificultaba la cobertura periodística, con muy pocos medios de alcance nacional con capacidad de transmitir desde la zona de desastre. El aeropuerto de Acapulco lucía inundado y con destrozos en techos y ventanas, de acuerdo con imágenes televisivas.
Cientos de turistas caminaban con lo que lograron salvar de sus pertenencias por la avenida Miguel Alemán, la principal de la ciudad, según las imágenes de televisión. Luego de su paso por Acapulco, el huracán se desintegró en el montañoso territorio suroccidental de México.
Zona de riesgo
En zonas cercanas a la costa de Guerrero se localizan además numerosas comunidades consideradas de alto riesgo ante desastres por su precariedad y por estar enclavadas en montañas. El 9 de octubre de 1997, Acapulco fue golpeado por el huracán Paulina, que tocó tierra con categoría 4, dejando más de 200 muertos, uno de los más letales en la historia de México.
Norma, que llegó a ser categoría 3, dejó el lunes pasado tres muertos, ya degradada a tormenta tropical en el estado Sinaloa (noroeste). El fin de semana había tocado tierra como huracán en el sur de la península de Baja California, donde solo provocó daños materiales.
Hace dos semanas, el paso del huracán Lidia, que alcanzó categoría 4 (con vientos de hasta 249 km/hora), dejó al menos dos muertos en los estados occidentales de Jalisco y Nayarit.
En septiembre de 2013 se registró un fenómeno inédito en las costas mexicanas: de manera simultánea, la tormenta tropical Manuel entró por el Pacífico y el huracán Ingrid por el Golfo de México, con saldo de 157 muertos, la mayoría en Guerrero.