La promesa de tener una mejor calidad de vida en los Estados Unidos ha llevado a miles de personas a emprender un viaje arduo y peligroso, en muchos casos, por medio de la selva del Darién ubicada en la zona fronteriza entre Panamá y Colombia. Incluso, como se ha intensificado la crisis migratoria, Panamá decidió tomar algunas medidas.
Este fenómeno, originado, además, por la desesperación que se vive principalmente en países como Colombia y Venezuela, que en la actualidad enfrentan una combinación de aspectos, como la inseguridad, la falta de oportunidades económicas y la inestabilidad política de las cuales una mayor parte de sus ciudadanos no se sienten identificados, ha hecho que cada vez el número de migrantes ilegales sea mayor.
En agosto del presente año se registraron 9.811 arrestos, en su mayoría en la frontera sur, indicó dicho periódico colombiano. Es decir, se presentó un incremento del 50 % comparado con el mes de julio (6.625) y del 60 % en relación con junio.
Estas cifras dejan en evidencia que en los últimos dos años ha aumentado de una manera drástica la migración irregular de colombianos hacia los Estados Unidos. De hecho, en 2021, el número de arrestos fue solo de 10.000.
Multas por migrar de manera ilegal a EE. UU.
El final del Título 42, norma migratoria creada por Estados Unidos durante la pandemia del Covid-19, significó mayor dureza en las sanciones que reciben las personas que llegan a ese país de manera ilegal. El Título 8, que es aquel que se aplica actualmente, establece fuertes medidas contra los migrantes irregulares.
Según lo establece la legislación regular, una persona deportada por primera vez por tratar de ilegalmente a EE. UU. (o estar de manera ilegal en ese país) queda vetada de manera automática por 5 años.
En caso de que la persona regresa a Estados Unidos y es arrestada nuevamente, las sanciones se incrementan y contemplan penas de prisión de hasta 10 años y multas económicas de hasta 250.000 dólares ($ 976′182.500 pesos colombianos).
Se agrava la crisis humanitaria: más de dos mil personas asumen a diario el riesgo de cruzar el tapón del Darién
Una situación dramática que se agudizó en las últimas semanas, y en la que miles de personas atraviesan el país desde distintos puntos fronterizos para llegar al tapón del Darién y cruzar hacia Panamá, para atravesar Centroamérica y llegar a Estados Unidos.
Estimativos del Gobierno colombiano señalan que en lo corrido del año entre 2.000 y 3.000 personas, en promedio, inician cada día la peligrosa aventura desde Necoclí (Antioquia) y Acandí (Chocó). Riesgos que no solo representa la hostilidad del terreno, sino la presencia de organizaciones armadas y de delincuencia común.
Los relatos de quienes logran llegar a Panamá, luego de una o dos semanas de travesía, hablan de personas agonizando entre el barro, mujeres abusadas sexualmente, gente atacada por animales y migrantes despojados de sus pertenencias por asaltantes.
Pero incluso antes de llegar al tapón del Darién, los migrantes, en su mayoría de América Latina, África y Asia, son víctimas de otros abusos como explotación laboral ilegal, trabajos forzados, prostitución en mujeres y menores de edad o instrumentalización por bandas dedicadas al microtráfico. Actividades a las que deben acceder por la falta de dinero para seguir alimentando el sueño americano.