En los 90, estudió el vínculo entre consumo e ingresos. Y posteriormente midió los estándares de vida y pobreza en países en desarrollo, mediante una metodología de encuestas en hogares.
El británico-estadounidense Angus Deaton fue galardonado este lunes con el Nobel de Economía por sus estudios sobre consumo y pobreza, que pusieron el foco en el consumo concreto de los hogares y no en las grandes magnitudes.
"Para elaborar políticas económicas que promuevan el bienestar y reduzcan la pobreza, debemos comprender en primer lugar las opciones individuales de consumo. Angus Deaton, más que nadie, mejoró esta comprensión", explicó la Real Academia de Suecia de las Ciencias al anunciar el nombre del premiado.
Las investigaciones de Deaton, "al poner de relieve la relación entre las opciones individuales y sus efectos en el conjunto de la economía, contribuyeron a transformar la macroeconomía, la microeconomía y la economía del desarrollo", agregó el jurado de los Nobel. Deaton, de 69 años, oriundo de Edimburgo (Escocia), ejerce desde 1993 como profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton (Nueva Jersey, EEUU) .
Tres aportaciones
Su galardón, explicó el comité Nobel, es un reconocimiento a tres grandes aportaciones. En los años 80, elaboró junto a su colega John Muellbauer el concepto "de sistema casi ideal de demanda" (AIDS, por sus siglas en inglés), que estudiaba el comportamiento de los consumidores.
En los 90, estudió el vínculo entre consumo e ingresos. Y posteriormente midió los estándares de vida y pobreza en países en desarrollo, mediante una metodología de encuestas en hogares. Esa metodología permitió arrojar nueva luz sobre la relación entre ingresos e ingesta de calorías o sobre la discriminación de género en el seno de las familias.
Gracias a los trabajos de Deaton, "la economía del desarrollo pasó de ser un campo teórico de datos acumulados a un campo empírico, basado en datos individuales detallados", subrayó el jurado.
Un desarrollo desigual
Deaton se muestra optimista respecto al progreso económico en el mundo. En su libro The Great Escape (La gran evasión), destaca los avances del bienestar, sobre todo en materia de longevidad y prosperidad. Y en una videoconferencia de prensa a los periodistas que cubrían el anuncio del Nobel, reafirmó su convicción de que la pobreza seguiría retrocediendo.
"Preveo que seguirá disminuyendo. Pienso que hemos asistido a una notoria reducción en los últimos 20 a 30 años y mi expectativa es que continuará", declaró.
Admitió sin embargo que aún falta mucho por hacer, dada la existencia de 700 millones de personas que siguen viviendo en condiciones de extrema pobreza, según estadísticas del Banco Mundial.
La reducción de la pobreza debería por lo demás ser una respuesta, "aunque no a corto plazo", a la actual crisis de los refugiados, cuyas causas remontan a desequilibrios seculares. "Lo que estamos viendo es el resultado de siglos de desarrollo desigual (...), que ha dejado a la zaga a una parte del mundo", afirmó.
El Nobel de Economía tiene una recompensa de 8 millones de coronas suecas (860.000 euros, 950.000 dólares). El año pasado, recayó en el economista francés Jean Tirole, por sus análisis sobre las grandes empresas y los mecanismos del mercado.