Los gobiernos de Armenia y Azerbaiyán rechazaron el llamado internacional para un alto el fuego y a entablar negociaciones. Este miércoles se completan cuatro días de intensos combates en Nagorno Karabaj, enclave separatista armenio en territorio azerbaiyano.

El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, cerró la puerta a unas negociaciones inmediatas, horas después de un voto unánime del Consejo de Seguridad de la ONU para poner fin a las hostilidades y "retomar cuanto antes negociaciones constructivas".

"No es apropiado hablar de una cumbre Armenia-Azerbaiyán-Rusia, en un momento en que hay intensos combates", dijo a la prensa rusa, según la agencia oficial de noticias Interfax, considerando que "para que haya negociaciones es necesario una atmósfera y condiciones adecuadas".

Antes que él, el presidente azerbaiyano, Ilham Aliev, se mostró también firme el martes por la noche en la televisión rusa: "el primer ministro armenio declara públicamente que Karabaj es Armenia, ¿de qué proceso de negociaciones se trata?".

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El Kremlin, que reclama el cese inmediato de los combates, los más graves desde 2016, dijo estar dispuesto a una mediación, en una región muy inestable que podría verse sacudida de lleno si estalla una guerra abierta entre Bakú y Ereván.

Bakú, sin embargo, se dijo el miércoles "determinado" a combatir hasta que "no veamos claramente que las tropas armenias abandonan el territorio de Azerbaiyán", indicó la representación azerbaiyana de la Organización por la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

Según los balances oficiales, probablemente parciales, los enfrentamientos que estallaron el domingo dejaron 98 muertos, entre ellos 81 combatientes separatistas y 17 civiles de ambos bandos.

Azerbaiyán no comunicó ninguna pérdida militar, y los dos campos se acusan de haber iniciado las hostilidades.

Un periodista de la AFP presenció en la región azerí de Beylagan, a pocas decenas de kilómetros del frente, el entierro de un soldado, muerto en combate según los habitantes. Entre gritos de la gente, su féretro, envuelto en la bandera azerbaiyana, era transportado hasta el cementerio. 

"Gran orgullo"

El número de muertos podría ser mucho más importante. El ministerio azerbaiyano de Defensa indicó que el miércoles continuaban "intensos combates", y que desde el fin de semana, perecieron 2.300 separatistas armenios.

Al mismo tiempo que acusaba a su adversario de atacar posiciones civiles, el ministerio reivindicó la destrucción de 130 tanques, 200 piezas de artillería, 25 baterías antiaéreas y misiles tierra-aire S-300.

Por su parte, el portavoz del ministerio armenio de Defensa, Artsroun Hovhannisian, mencionó "137 tanques y blindados destruidos, 72 drones, siete helicópteros y un avión de guerra derribados. 790 soldados azerbaiyanos murieron y 1.900 resultaron heridos".

Por el momento, todos estos datos no se han podido verificar con una fuente independiente.

En los dos países, una retórica de guerra en estos últimos meses ha alimentado el fervor patriótico. Tras decretarse la movilización y la ley marcial en los dos territorios, numerosos voluntarios se presentaban para combatir en el frente.

"Es un sentimiento de mucho orgullo. Lo esperábamos desde hacía 25 años", dijo a la AFP Shaddin Rustamov, un recluta azerbaiyano de 25 años en Bakú.

Azerbaiyán afirma haber reconquistado territorios y perturba las líneas de suministro armenias. Nagorno Karabaj dice, por su lado, que retomó posiciones.

Posible internacionalización

Armenia señaló el martes que un cazabombardero turco, en apoyo a Azerbaiyán, había derribado uno de sus aviones militares, lo que desmintieron rápidamente Ankara y Bakú.

Ereván volvió a acusar el miércoles a "la aviación rusa de efectuar vuelos de provocación" en la frontera común.

Una intervención militar directa de Turquía supondría un giro importante y la internacionalización del conflicto.

Ankara es la única potencia que no pidió un alto el fuego. Alentó, al contrario, a su aliado azerbaiyano a retomar el control de Karabaj por la fuerza y a humillar a Armenia, su enemigo histórico. 

El Kremlin dijo el miércoles que "no apoyaba los llamados" de Turquía, con quien mantiene relaciones complicadas pero pragmáticas, para que se abstuviera de "echar leña al fuego".

Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, condenó las declaraciones "inconsideradas y peligrosas" de Ankara llamando a Bakú a una "reconquista" militar de Karabaj.

"Estamos cerca de una guerra a gran escala, quizás incluso a nivel regional", advirtió Olesya Vartanyan, analista del International Crisis Group.

La Corte Europea de los Derechos Humanos (CEDH) instó a los dos bandos a que se abstuvieran de cualquier acción "que podría conllevar violaciones de los derechos de las poblaciones civiles".

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