Una flor, el nombre de un familiar, un reloj con la fecha de nacimiento de una hija: las autoridades estadounidenses vincularon a 238 venezolanos con el temido Tren de Aragua, principalmente por sus tatuajes y los enviaron a una cárcel de máxima seguridad en El Salvador.
Y es que esta banda transnacional no exige que sus miembros se tatúen, a diferencia de lo que ocurre con otras pandillas como la MS-13, de acuerdo con una experta.
Jhon Chacín está en el grupo que el domingo pasado terminó en el Cecot (Centro de Confinamiento del Terrorismo), el gigantesco penal salvadoreño construido hace tres años para albergar maras. Es tatuador de profesión.
“No tiene ningún tipo de antecedente, nunca había estado detenido. Le decían que pertenecía a una banda criminal por tener tantos tatuajes”, afirmó a la agencia periodística AFP su hermana Yuliana Chacín. Tiene tatuada una flor, un reloj, un búho, calaveras, el nombre de sus padres, el de sus hijos.
Sin noticias por días, la familia de Chacín lo identificó en los videos de reclusos con las cabezas rapadas, encadenados y custodiados por agentes encapuchados.
Los tatuajes fueron lo primero que vieron, al igual que muchos familiares desesperados que piden ayuda. El régimen de Nicolás Maduro dijo que contrató un bufete de abogados en El Salvador para presionar por su libertad.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró al Tren de Aragua como organización terrorista a días de volver a la Casa Blanca.
Sin embargo, Ronna Rísquez, autora del libro ‘Tren de Aragua, la banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina’ explicó que “los tatuajes no son una forma de identificar a los miembros” de esta banda que comenzó en Venezuela en 2014 y extendió su red de extorsión, homicidio, narcotráfico y trata de personas a varios países de América Latina y Estados Unidos.
“No es como en Centroamérica o con las maras”, apuntó. “No tiene la obligación para sus miembros de tener tatuajes, no tiene un tatuaje de identificación, no está en sus códigos”.
Jerce Reyes, un exjugador de fútbol que solicitó asilo en Estados Unidos, fue detenido por la policía migratoria ICE y enviado al Cecot, considerada la prisión más grande de América Latina.
Su tatuaje, un balón con una corona y un rosario junto a la palabra “Dios”, “son indicativos de que integraba la pandilla TdA”, escribió en X (antiguo Twitter) la secretaria de Seguridad Nacional (DHS), Tricia McLaughlin. “Las labores de inteligencia del DHS van más allá de solo un tatuaje y confiamos en nuestros hallazgos”.
Edward Hernández Herrera salió de Venezuela en 2023. Atravesó la peligrosa selva del Darién rumbo a Estados Unidos. Es uno de los casi ocho millones de venezolanos que migraron desde 2014 para huir de una crisis severa.
Hernández fue detenido el 12 de marzo y tenía orden de deportación a Venezuela. Pero finalmente fue enviado al Cecot. Como los Chacín y muchos otros, su familia se enteró por las imágenes divulgadas por el presidente salvadoreño, Nayib Bukele.
Hernández tiene tatuadas, por ejemplo, dos espigas en el pecho y en el medio el nombre de su hija. “Que lleve tatuajes no lo hace un criminal”, dijo a la AFP su madre, Yarelis Herrera.
*Con información de AFP