Los bombardeos israelíes y las operaciones terrestres no daban tregua el domingo en la asediada Franja de Gaza, en riesgo de hambruna, tras siete meses de una guerra que ha costado la vida, según el movimiento islamista palestino Hamás, a más de 35.000 personas en ese territorio.
La ofensiva del ejército israelí, provocada por un ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre, ha devastado el pequeño y superpoblado territorio palestino, donde según la ONU no hay “lugar seguro” para sus casi 2,4 millones de habitantes.
Los mayores temores se concentran en la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja, y en los aproximadamente 1,4 millones de habitantes hacinados allí, la mayoría desplazados por los bombardeos y combates.
El ejército israelí afirmó que sus tropas siguen realizando operaciones “selectivas” en el este de Rafah y que “diez terroristas de Hamás fueron abatidos allí”.
En las últimas 24 horas, los bombardeos en esa ciudad dejan al menos 63 personas muertas, según el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás. Un hospital de Rafah anunció que había recibido los cuerpos de 18 personas.
Israel insiste en lanzar una operación terrestre en esa ciudad, donde considera que está el último bastión de Hamás.
Sin embargo, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, cuyo país se opone a un ataque importante en Rafah, ha advertido que “siempre habrá miles de miembros armados de Hamás” incluso tras una intervención de gran magnitud.
En el norte de Gaza, las fuerzas israelíes también emitieron órdenes de evacuación para Jabaliya y Beit Lahia, tras ordenar evacuar este sector donde “Hamás intenta reconstruir sus capacidades militares”, según el ejército.
Mientras tanto, El ministerio de Salud de la Franja de Gaza, gobernada por el movimiento palestino Hamás, advirtió el lunes que el sistema de salud en el territorio palestino en guerra desde hace siete meses está “a pocas horas del colapso” por la falta de combustible.
“Estamos a pocas horas de un colapso del sistema de salud en la Franja de Gaza a falta del combustible necesario para hacer funcionar generadores hospitalarios, ambulancias y medios de transporte para el personal”, advirtió el ministerio del territorio palestino, privado de electricidad desde el inicio del conflicto, el 7 de octubre, y donde la ayuda humanitaria llega con cuentagotas.