Agencia AFP

“Normalmente está lleno de turistas”, explica Abood Suboh, en su tienda de Belén. Pero, a las puertas de celebración de la Navidad, los peregrinos han desaparecido de la ciudad natal de Cristo, desde el estallido del conflicto entre Israel y Hamás.

“La guerra lo detuvo todo”, dice a la Agencia AFP este comerciante de 30 años que vende bufandas y bolsos, en alusión a los bombardeos y los combates entre el ejército israelí y el movimiento islamista palestino de la Franja de Gaza.

Los bombardeos israelíes han dejado más de 18.800 muertos en el pequeño territorio controlado por Hamás, autor de la masacre sin precedentes del 7 de octubre en suelo israelí, en la que murieron 1140 personas, según las dicientes estadísticas.

Iglesia de la Natividad, en Belén, está vacía por la guerra. | Foto: AFP or licensors

El Papa Francisco llamó el pasado domingo a no olvidar a los que “sufren en la guerra, en Ucrania, en palestina, en Israel y en otras zonas de conflicto”, en su oración del Ángelus.

“Que la proximidad de la Navidad refuerce nuestro compromiso en abrir caminos de paz”, añadió el máximo jerarca de la Iglesia Católica, quien desde octubre no ha dejado de clamar a las partes para que cesen los ataques de lado y lado.

El domingo el Pontífice también lamentó la muerte de dos mujeres en una parroquia católica en Gaza y afirmó que en este territorio hay “civiles indefensos” que son blanco de disparos y bombardeos.

“Inútilmente festiva”

La iglesia de la Natividad, inscrita en el patrimonio mundial de la Unesco, atrae normalmente a cientos de miles de turistas cada año.

Ahora los vehículos están aparcados en la plaza donde debían estar peregrinos y los hoteles están vacíos.

Estados Unidos, el aliado más cercano de Israel, ha seguido apoyando la ofensiva militar de Israel, al tiempo que también ha instado a que se hagan mayores esfuerzos para proteger a los civiles de Gaza. (AP Photo/Fatima Shbair) | Foto: Copyright 2023, The Associated Press. All rights reserved

En Cisjordania también se ha recrudecido la violencia, con casi 300 palestinos muertos a manos de las fuerzas israelíes o de colonos desde el 7 de octubre, según las autoridades palestinas (ver nota anexa).

El municipio limita “las disposiciones a los estrictos rituales” cristianos, como la misa de Nochebuena.

“Hacemos el 80 % de nuestros ingresos anuales en este periodo”, afirma Jack Giacaman, que trabaja en la producción de artículos religiosos de madera para una tienda de recuerdos.

El taller, justo detrás del comercio, está vacío y se pueden ver algunas figuritas sin terminar.

¿Para qué contratar? “Belén está totalmente cerrado por todas partes”, dice, en referencia a los puntos de control israelíes que restringen el movimiento en Cisjordania.

El año pasado, Giacaman tuvo que pedir un préstamo para sobrevivir, después de la pandemia. Ahora tiene que volver a hacer cuentas.

“Hicimos un cálculo en tres años para cubrir las pérdidas, pero ahora no sabemos cómo acabar el año”, se lamenta, ante las calles vacías del centro histórico, donde normalmente conviven cristianos y musulmanes.

“Como en una cárcel”

“Es como si hubiera una línea invisible que impide a los peregrinos aventurarse fuera de los senderos marcados”, debido a lo que cuentan los turoperadores israelíes, dice desde la terraza de una casa que pertenecía ya a su bisabuelo.

La guerra ha arreciado en Gaza | Foto: El País

Pero, más que nunca, es necesario confrontar a los visitantes con la realidad diaria de los palestinos, propone igualmente el sacerdote griego ortodoxo Issa Thaljieh.

Visitar los lugares santos está bien, pero “lo más importante”, dice el religioso, es “descubrir cómo sobrevivir en una cárcel”, en un territorio ocupado por Israel desde la guerra de 1967.