Silvio Berlusconi, fallecido a los 86 años, fue un político insaciable y un empresario innovador, que empezó en el sector de la construcción y amasó una inmensa fortuna con la televisión, sin llegar a adecuarse a la revolución digital.
“Silvio Berlusconi inventó la televisión comercial en Europa, al mismo tiempo que los británicos, cuando el continente aún vivía bajo el monopolio de la televisión pública nacional”, explicó a la AFP Carlo Alberto Carnevale-Maffè, profesor de estrategia en la Universidad Bocconi de Milán.
Aunque llegó tarde a la revolución digital, fue el empresario que creo la televisión “popular, que se inspiraba en la prensa de corazón inglesa, el medio que acompañaba la vida cotidiana de las personas desde las pantallas pequeñas”, asegura.
Para lograr ese objetivo, en la década de 1970, Il “Cavaliere” logró quebrar el poder de la RAI, la televisión pública, que contaba con varios canales nacionales y algunos locales ya que la ley prohibía crear una red privada nacional.
“El estratagema fue la de transmitir el mismo programa en forma simultánea en todas las televisiones locales, como si fuera una televisión nacional, lo que le permitió ganar muchos anunciantes”, recuerda Umberto Bertelè, profesor de la Escuela Politécnica de Negocios de Milán.
Una argucia posible gracias al apoyo político del Partido Socialista Italiano y su líder, Bettino Craxi, entonces al gobierno, pero también de los bancos.
Gracias a esos apoyos políticos pudo financiar grandiosos proyectos inmobiliarios en los alrededores de Milán (norte), obteniendo permisos y facilidades.
Después de algunas experiencias como cantante en cruceros y vendedor puerta a puerta, fue en el sector inmobiliario donde comenzó su verdadera carrera a principios de la década de 1960.
Entre sus éxitos más notables figura la urbanización “Milano 2″, construida en los años 70, sobre unos 700.000 metros cuadrados.
Con grandes espacios verdes, triple red vial (peatón, bicicleta y vehículo), servicios esenciales (bancos, comercios, escuelas). Una idea muy innovadora para la época.
“Tenía intuiciones brillantes, creó una ciudad inteligente 50 años antes que los demás”, sostiene Carnevale-Maffè.
“Berlusconi realmente innovó: dio lo mejor de sí mismo como urbanista, tiene una concepción del espacio urbano extraordinaria. Es un aspecto olvidado de él”, comenta el experto.
Se lanzó también en el sector de la televisión, y a partir de los años 80 intentó internacionalizarse fundando La Cinq (cerrada en 1992) en Francia, y canales en Alemania y España.
Pero “no pudo realizar su sueño”, a diferencia del British Sky, asegura Bertelè.
Berlusconi también invirtió en el mundo editorial, adquirió diarios y la prestigiosa editorial de libros y revistas Mondadori en 1990.
Presente en el cine con la productora Medusa, en bancos con Mediolanum y también en el fútbol, ya que por más de 30 años fue el propietario del equipo AC Milan y luego del club Monza.
A través de la holding Fininvest participó en todas esos sectores, pese a que estuvo al borde de la quiebra en 1993 debido a una deuda monstruosa vinculada al proyecto “Milano 3″, de la que logró recuperarse, recuerda Bertelè.
Vendedor innato
Uno de los mayores talentos de Silvio Berlusconi, señala Carnevale-Maffè, es su capacidad “increíble de vendedor”
“Fue entre los primeros en Europa en inventar el concepto de convergencia entre publicidad y contenido editorial, creando programas adaptados a la publicidad y no al revés”, subraya el experto.
Al comienzo de su aventura en el sector de la televisión, tuvo la “brillante idea” de ayudar a los empresarios: “No me paguen ahora, me pueden pagar con un porcentaje del aumento de su facturación”, era su propuesta, recuerda Bertelé.
Según Forbes, en 2004 era la persona más rica de Italia y la 169 del mundo, con una fortuna estimada en 12.000 millones de dólares.
Desde entonces, su patrimonio y el de su familia, -ha sido dividido entre sus cinco hijos-, se ha reducido a 7.000 millones de dólares, lo que lo sitúa en el 352 lugar en el mundo, según un informe de este año de la revista especializada en negocios y finanzas.
“Su gran defecto fue que nunca entendió la llegada de la televisión digital ni la de pago como Sky y Netflix”, por lo que no logró formar parte de esa revolución clave para ese sector, recalcó Carnevale-Maffè.