Según documentos judiciales obtenidos por la AFP, el juez Amir Ali, nombrado por Joe Biden en noviembre, bloqueó temporalmente la congelación de la financiación de los programas de cooperación y desarrollo de Estados Unidos que había sido ordenada por el presidente Donald Trump.
De acuerdo al fallo emitido el jueves, el funcionario federal prohibió a la administración Trump “suspender, paralizar o impedir de cualquier otro modo” los fondos de ayuda exterior.
Tras su investidura, el pasado 20 de enero, la administración de Trump anunció la suspensión de la financiación de la ayuda exterior y ordenó a miles de empleados internacionales a regresar a Estados Unidos. Asimismo, comenzó a recortar la plantilla de la USAID, pasando de 10.000 empleados a unos 300.
El nuevo fallo judicial también impide que el gobierno “emita, implemente, aplique o haga efectivas de otro modo terminaciones, suspensiones u órdenes de suspensión de trabajo” para los contratos existentes a partir del 19 de enero de 2025.
La resolución indica que el “propósito declarado de aplicar la suspensión de toda la ayuda exterior es ofrecer la oportunidad de revisar los programas para verificar su eficacia y coherencia con las prioridades”.
“Sin embargo, al menos hasta la fecha, los acusados no han ofrecido ninguna explicación de por qué una suspensión general de toda la ayuda extranjera asignada por el Congreso, que desencadenó una onda expansiva y trastocó los intereses de confianza en miles de acuerdos con empresas, organizaciones sin fines de lucro y organizaciones de todo el país, fue un precursor racional para revisar los programas”, señala.
Los demandantes del caso son parte, o representan, grupos de pequeñas y grandes empresas y organizaciones sin fines de lucro del sector de la salud y el periodismo, quienes reciben dinero de subvenciones federales para realizar trabajos de asistencia extranjera.
El presidente Trump lanzó, junto a su principal donante, el empresario dueño de Tesla y X, Elon Musk; una campaña para reducir o desmantelar a varias instituciones del gobierno estadounidense.
Una de las más golpeadas ha sido la USAID, la principal agencia de distribución de ayuda humanitaria estadounidense en todo el mundo, que cuenta con programas sanitarios y de emergencia en al menos 120 países y cuyo presupuesto (42.800 millones de dólares) representa el 42% de los apoyos internacionales desembolsados.
El mandatario norteamericano se refirió a la Agencia afirmando que estaba “dirigida por lunáticos radicales”. Por su parte, Musk, el hombre más rico del mundo, la describió como una “organización criminal”.