Los bomberos continúan trabajando para refrescar los restos todavía humeantes de la torre residencial de 24 plantas en el oeste de Londres que fue devorada anoche por un incendio en el que han muerto al menos 12 personas y 78 resultaron heridas, y cuya causa aún no se conoce.
La policía teme que la cifra de víctimas mortales aumente a medida que se inspeccione a fondo la torre Grenfell, donde se encontraban entre 400 y 600 personas cuando el fuego comenzó a extenderse, pasada la medianoche.
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Entre los heridos, 18 continúan en estado critico, mientras que las autoridades locales y entidades de la zona han habilitado espacios para proveer de ropa, alimentos y alojamiento a los afectados por el siniestro.
Asociaciones vecinales aseguran que habían advertido sobre deficiencias de seguridad en la torre, construida en 1974 y rehabilitada en 2016, mientras que el Gobierno ha anunciado un plan para inspeccionar edificios similares y ofrecer garantías a sus residentes de que cumplen con la normativa contra incendios.
"En su debido momento, una vez el lugar haya quedado asegurado, y cuando sea posible identificar las causas de este fuego, por supuesto se hará la investigación pertinente y si hay lecciones que aprender", dijo la primera ministra británica, la conservadora Theresa May.
Más de 250 bomberos, un centenar de médicos y otros cien policías se desplazaron de madrugada al inmueble, que por la mañana fue inicialmente acordonado por la policía ante el temor a que se derrumbara.
Una vez los ingenieros comprobaron el estado de la estructura de la torre, los servicios de emergencias recibieron luz verde para continuar con las labores de extinción del fuego y búsqueda de personas que pudieron quedar atrapadas por las llamas.
La policía no ha establecido por el momento el número de personas desaparecidas que podrían haber fallecido en el incendio, aunque subrayó que no esperan hallar a nadie más con vida en el interior de la torre.
"Nuestra prioridad son aquellos que sabemos que eran residentes en la torre, pero quizás había otras personas que también estaban durmiendo allí", dijo a los medios un responsable policial.
Durante la noche, los testigos describieron escenas de pánico en la torre ante un incendio que los bomberos han descrito como "sin precedentes" en Londres "en cuanto a intensidad, velocidad y expansión" del fuego.
Los vecinos narraron cómo vieron luces de teléfonos móviles y linternas en los pisos superiores, donde podrían haber quedado atrapadas personas que pedían ayuda, mientras que varios adultos lanzaron a niños por las ventanas en un intento de salvarles la vida.
Samira Lamrani, residente en el inmueble, relató cómo desde la calle podía ver a "gente en las ventanas, golpeando frenéticamente y gritando", mientras otros desde la calle intentaban tranquilizarles.
Los bomberos han informado de que rescataron a 65 personas del interior de la torre, además de aquellas que fueron capaces de salir por su propio pie.
El Ayuntamiento del distrito de Kensington y Chelsea, donde se encuentra el edificio, señaló en un comunicado que su principal objetivo por el momento es dar apoyo a la operación de rescate.
"Las causas del fuego tendrán que ser investigadas a conciencia" una vez finalicen las tareas de los equipos de emergencias, indicó el primer edil del distrito, Nick Paget-Brown.
Rydon, la empresa de construcción que en 2016 rehabilitó el exterior del bloque de pisos, aseguró en un comunicado que el edificio "cumplía todos los estándares" legales.
Un portavoz de la asociación de residentes de la Torre Grenfell, David Collins, dijo sin embargo a la cadena pública BBC que los vecinos habían comunicado en varias ocasiones a los administradores de la finca y el Ayuntamiento de Kensington y Chelsea sus temores sobre la seguridad del bloque.
El Grupo de Acción de Grenfell, que vela por los edificios de protección oficial y los servicios públicos del barrio de Kensington y Chelsea, colgó un mensaje en su blog en el que dice que también había alertado a las autoridades y sus "advertencias fueron desatendidas".
"Predijimos que una catástrofe como ésta era inevitable y solo cuestión de tiempo", señaló es grupo.
El alcalde de Londres, Sadiq Khan, manifestó que hay "preocupaciones genuinas y razonables que se han planteado durante la noche" y consideró que es "muy importante que esas cuestiones reciban una respuesta".
Khan recalcó la necesidad de que las personas que viven en torres de viviendas similares al edificio Grenfell en el Reino Unido reciban garantías de que se cumplen las medidas de seguridad.