Oficialmente, Bulgaria, con su histórica proximidad a Rusia, no exporta armas a Ucrania. No obstante, sus fábricas de la era comunista funcionan a pleno y contratan mucha mano de obra.
Desde la invasión rusa a Ucrania el 24 de febrero de 2022, un valle del centro del país, enclavado al pie de la cadena de los Balcanes, nunca llevó mejor su apodo "Guns and Roses" (Armas y Rosas). Allí, los vastos campos de rosas se mezclan con la fabricación de armamentos.
La industria, laminada tras el colapso del bloque soviético en 1989, experimentó un renacimiento en los años 2010 gracias a los conflictos en Medio Oriente. Pero nada comparable con la situación actual.
Lea aquí: Presidente posesionó a Astrid Cáceres, nueva directora del Icbf
El año pasado, las exportaciones del sector alcanzaron los 4.000 millones de euros (4.300 millones de dólares), según estimaciones, el triple del récord anterior de 2017.
Polonia y Rumanía actúan como intermediarios en el camino hacia Ucrania.
En Kazanlak, los obreros acuden a la empresa privada Arsenal, que cuenta con unos 7.000 empleados. "Nos aseguraron que habría pedidos para al menos cinco años", explica una mujer de unos cuarenta años, que cada día ve llegar nuevos rostros. "Solo llevo aquí una semana y ya tengo tres colegas que me piden consejo", añade con el pretexto del anonimato.
En enero, la dirección promocionaba las ventajas para atraer a la mano de obra: tickets de almuerzo, transporte gratuito, vacaciones en la costa y un buen salario, condiciones raras en este país pobre.
Lea también: Francia Márquez denuncia presunta instalación de explosivos en evento que lideró
Los encargos que recibió Arsenal, donde se fabrica el "Kalashnikov búlgaro, conocido por su buena relación calidad-precio, representan la actividad de toda la ciudad", subraya Yordan Ignatov, vicepresidente de la cámara de comercio local.
"Kazanlak registró el año pasado una tasa de desempleo del 2,37%", la mitad de la media del país, detalla.
Tema sumamente sensible
Especialista en municiones para armas soviéticas, este país de los Balcanes quiere modernizar sus infraestructuras envejecidas y alinearse con las normas de la OTAN, de la que es miembro desde 2004, con la ayuda de los fondos europeos.
La UE liberó el lunes 2.000 millones de euros (2.150 millones de dólares) para acelerar la producción para Ucrania. Su comisario de Industria, Thierry Breton, viajó a Bulgaria la semana pasada para visitar la empresa VMZ de Sopot, en la misma región.
Se le presentó una línea de artillería de 155 mm, de la que el ejército ucraniano carece para sus cañones, en una secuencia a la que los medios no tuvieron acceso.
Lea además: Aplazan por tercera vez audiencia contra el exsenador Arturo Char en la Corte
Porque el tema es sumamente sensible. Cuando estalló el conflicto, el primer ministro proeuropeo Kiril Petkov maniobraba entre bastidores para apoyar a Kiev, "en un momento decisivo para Ucrania", explica a la AFP el exministro de Defensa Todor Tagarev.
Según Petkov, citado por el diario alemán Die Welt, "un tercio de las municiones que necesitaba Ucrania en la primera fase de la guerra procedían de Bulgaria", a través de terceros países.
Después de la caída de su gabinete en junio de 2022, los gobiernos interinos no obstaculizaron los contratos comerciales existentes, a pesar de las fuertes reticencias de los socialistas y de los ultranacionalistas.
A excepción de un solo envío autorizado por el Parlamento, Sofía nunca suministró armas directamente a Kiev ni firmó la declaración común europea sobre municiones.
El coronel retirado Vladimir Milenski lamenta que Bulgaria se niegue a mostrar públicamente su ayuda. "Esto habría enviado una señal política fuerte, demostrando que no somos un peón político de Moscú", subraya.
"Pertenecer a la UE y a la OTAN, pero proteger los intereses de Rusia equivale a apoyar al agresor", resume.