En los últimos meses se registró un aterrador aumento en la temperatura oceánica, lo que tiene alarmados a los científicos, que temen por el impacto que pueda tener a largo plazo en el calentamiento global. Solo en abril de 2023, la superficie del mar alcanzó un nuevo récord de temperatura, pero lo que más llamó la atención es que nunca se había calentado tanto ni tan rápido. Por la rapidez del fenómeno, los científicos no entienden muy bien por qué.

A estas manifestaciones de la naturalez derivadas del cambio climático se suman otras a nivel meteorológico, haciendo que la temperatura mundial pueda alcanzar un nivel sumamente inquietante a finales del próximo año. Uno de estos fenómenos es el que se conoce como El Niño, un sistema meteorológico que calienta el océano, y según consideran los expertos, este año se producirá con mucha intensidad.

Las altas temperaturas, el aumento del nivel del mar y la presencia de carbono en la atmósfera, son algunas de las razones que ponen en riesgo al país, por eso expertos insisten en la necesidad de crear acciones frente al cambio climático.

En términos generales, todo se debe a que con el aumento de las temperaturas de los océanos podría desaparecer la vida marina, causando fenómenos meteorológicos más extremos y se elevaría el nivel del mar, acarreando consecuencias inimaginables para la especie humana y la vida en el planeta Tierra.

La temperatura alta también hace que los océanos sean menos eficaces a la hora de absorber los gases de efecto invernadero que calientan el planeta. Una suma de efectos con consecuencias globales.

Al respecto, un estudio científico publicado en abril, resaltó un hecho preocupante. Según el documento, en los últimos 15 años, el calor acumulado en la Tierra ha aumentado en un 50 %, y la mayor parte de ese aumento ha ido a parar a los océanos. Esto está teniendo consecuencias reales a nivel mundial: no solo la temperatura global de los océanos alcanzó un nuevo récord, sino que en algunas regiones la diferencia con respecto a otros momentos del pasado es enorme.

La diferencia se puede comprobar, por ejemplo, cuando los científicos mencionan las temperaturas de la superficie del mar frente a la costa este de Norteamérica, que en marzo superaron en 13,8° C la media registrada entre 1981-2011.

Al respecto, Karina Von Schuckmann, autora principal del estudio y oceanógrafa del grupo de investigación Mercator Ocean International, afirmó: “Aún no está bien establecido por qué se está produciendo un cambio tan rápido y tan grande”.

Agrega que “hemos duplicado el calor en el sistema climático en los últimos 15 años. No quiero decir que esto sea cambio climático, variabilidad natural o una mezcla de ambos. Aún no lo sabemos. Pero sí vemos este cambio”.

¿Qué está influyendo?

El nivel de calor que llega a los océanos parece ser, curiosamente, una consecuencia de la reducción de la contaminación procedente del transporte marítimo. En 2020, la Organización Marítima Internacional puso en marcha una normativa para reducir el contenido de azufre en el combustible quemado por los buques. Y esto ha tenido un rápido impacto, reduciendo la cantidad de partículas de aerosol liberadas a la atmósfera. Pero los aerosoles que ensucian el aire también contribuyen a reflejar el calor hacia el espacio, por lo que su eliminación puede haber provocado una mayor entrada de calor en las aguas.

Hay otro factor que preocupa a los científicos, se trata del patrón climático ENOS (El Niño-Oscilación del Sur). Según los científicos, durante los últimos tres años, este fenómeno natural ha estado en una fase más fría denominada La Niña, y ha ayudado a mantener bajo control las temperaturas globales. Pero ahora, creen ellos, se está formando un fenómeno de El Niño poderoso que tendrá importantes consecuencias para el mundo.

Josef Ludescher, del Instituto de Investigación Climática de Potsdam, dijo lo siguiente: “Si encima se produce un nuevo El Niño, probablemente tendremos un calentamiento global adicional de 0,2- 0,25°C”. | Foto: Getty Images

Hugh McDowell, investigador de la Oficina de Meteorología de Australia, indicó que “hay una apuesta decidida por un El Niño fuerte. Y todos los modelos climáticos apuntan en esa dirección”. Aunque, él considera que las predicciones a estas alturas del año son menos fiables, otros investigadores están más convencidos de lo que está por llegar.

Sobre esta preocupación, algunos demuestran que ya se ha producido un fenómeno de El Niño en las costas de Perú y Ecuador, que según creen los expertos, estará seguido de un fenómeno completo con consecuencias para las temperaturas globales.

En este sentido, Josef Ludescher, del Instituto de Investigación Climática de Potsdam, dijo lo siguiente: “Si encima se produce un nuevo El Niño, probablemente tendremos un calentamiento global adicional de 0,2- 0,25°C”.

La peor predicción de los científicos se podría cumplir

Josef Ludescher sentencia con pesimismo, “puede que sí, que nos acerquemos a los días de 1,5°C, el aumento de temperatura que los científicos establecieron como el máximo nivel permitido parapoder frenar el calentamiento global, y puede que nos pasemos temporalmente”.

Se requiere reducir 45 % las emisiones de gases de efecto invernadero a 2030. Foto: AP

De acuerdo a esto, es probable que El Niño altere los patrones meteorológicos en todo el mundo, debilite la temporada de monzones y amenace con más incendios forestales a Australia. Las consecuencias en otras partes del mundo aún no se han analizado.

No obstante, lo que más preocupa es que, al entrar más calor en el océano, las aguas sean menos capaces de almacenar el exceso de energía. Y también preocupa que el calor contenido en los océanos no permanezca allí.

Por otro lado, una parte de la comunidad científica se muestra reacia a hablar con detalle de las implicaciones, por el momento.

Varias investigaciones han demostrado que el calentamiento del planeta se produce por aumentos bruscos, con pocos cambios durante un periodo de años y luego repentinos saltos hacia arriba, estrechamente ligados al desarrollo de El Niño.

Según Karina Von Schuckmann, da cierta esperanza de que las temperaturas vuelvan a bajar después de que El Niño termine. ¿Pero cómo vivir el proceso? ¿Qué medidas deben tomarse en todo el mundo? “Todavía tenemos una ventana en la que podemos actuar y deberíamos aprovecharla para reducir las consecuencias”, dice Von Schuckmann.

¿Qué es el Fenómeno del Niño?

El Niño, como se conoce, es un fenómeno climatológico natural, es decir, no es causado por el hombre, y del cual se tienen referencias, al menos, desde finales del siglo XIX. La última vez que se formó El Niño fue en 2016 y sus efectos se dejaron sentir en todo el mundo. El Niño contribuyó al aumento récord de las temperaturas globales, a la pérdida de bosques tropicales, al blanqueamiento de corales, a la generación de incendios forestales y al deshielo polar.

Los científicos creen que volverá a ocurrir y por eso están alertando sobre la posibilidad de que en los próximos meses se forme un Niño poderoso en un contexto en el que, además, se está generando un calentamiento “brusco e inesperado” de los océanos, lo que en conjunto podría llevar la temperatura global a niveles de récord entre 2023 y 2024.