Los soldados israelíes se fueron de Yenín, en Cisjordania ocupada, pero dejaron las huellas de su mortífera operación militar: casas destrozadas, autos calcinados y calles cubiertas de escombros, cristales y casquillos de bala.

“No hay electricidad, ni agua, no hay nada”, dice Siham al Naaja, una mujer de 53 años, mientras muestra su apartamento.

En el interior, las ventanas están rotas, los muebles tumbados, y el suelo está recubierto de objetos.

Naaja señala el azúcar esparcido en la cocina y un juguete de plástico roto en otra habitación.

Esta mujer acusa a las fuerzas israelíes de haber robado dinero y oro que pertenecía a su familia.

Contactado por AFP, el ejército no quiso hacer comentarios sobre estas acusaciones.

Por sorpresa

Fundado en 1953, es uno de los campamentos más pobres y más densamente poblado de Cisjordania, territorio ocupado por Israel desde 1967.

En él viven unas 18.000 personas, que forman parte de los 760.000 palestinos que huyeron o fueron expulsados de sus casas tras la creación del Estado de Israel en 1948.

Con el tiempo, las tiendas de campaña fueron reemplazadas por casas y este sector parece ahora un barrio de la ciudad de Yenín.

Los palestinos pasan junto a un automóvil destrozado en la ciudad ocupada de Jenin, en Cisjordania, el 5 de julio de 2023, después de que el ejército israelí declarara el final de una operación militar de dos días en el área. (Photo by AHMAD GHARABLI / AFP) | Foto: El País

Muchos palestinos consideran que tienen el derecho de defenderse contra una potencia ocupante, y numerosos carteles en los muros de Yenín rinden homenaje a los “mártires” de la lucha armada.

El norte de Cisjordania, bastión de grupos armados palestinos, ha sido escenario en múltiples ocasiones de incursiones israelíes. Pero la operación en Yenín de esta semana es la más violenta en años, con cientos de soldados desplegados, drones y buldócers militares destrozando calles.

Israel afirma que la incursión era necesaria para combatir contra militantes palestinos, sus infraestructuras y depósitos de armas.

Los escombros yacen en la entrada de un túnel utilizado por militantes palestinos que fue destruido durante una operación del ejército israelí en la ciudad ocupada de Jenin, Cisjordania, el 5 de julio de 2023. (Photo by AHMAD GHARABLI / AFP) | Foto: El País

Según Mahdi Jalysa, de 18 años, la población fue tomada por sorpresa.

“No teníamos comida”, dice, mientras fuma un cigarrillo entre restos de casquillos.

Efectos psicológicos

“El ejército entró en el campamento, lo primero que hicieron fue (lanzar) bombardeos”, recuerda este chico, que señala una bolsa de comida con inscripciones en hebrero, abandonada según él por los soldados.

Arrodillado cerca de una de los numerosos coches destrozados, un hombre intenta recuperar algunos objetos del maletero del auto que, según él, es de su hermano.

Unas calles más allá, una mujer apila escombros cerca de su casa, donde se produjo un bombardeo israelí, explica. Los muros del edificio de enfrente están ennegrecidos.

Los palestinos se sientan detrás de un automóvil destrozado en la ciudad ocupada de Jenin, en Cisjordania, el 5 de julio de 2023, después de que el ejército israelí declarara el final de una operación militar de dos días en el área. (Photo by AHMAD GHARABLI / AFP) | Foto: El País

Muchos vecinos del campamento encontraron refugio en las casas de los habitantes de Yenín.

En las entradas de los hospitales de la ciudad, donde están ingresados decenas de heridos, se acumulan pañales y comida para ayudar a la población.

La incursión israelí tendrá, en su opinión, consecuencias físicas y psicológicas durante mucho tiempo. Sobre todo para las personas mayores y los niños, advierte.

“Durante dos días”, cuenta, “se les negó poder sonreír”.