Entre la larga fila de personas que están en una de las escuelas del oeste de Caracas no es necesario preguntar por quién votarán hoy en el simulacro de la Constituyente, pues todos son chavistas, lo que está a prueba en esta jornada es la lealtad al Gobierno de Nicolás Maduro.

A dos semanas de la elección de los representantes de la Asamblea Nacional Constituyente, el chavismo probó la capacidad de movilización de su militancia con un simulacro de votación, un ensayo para medir a los suyos antes de los comicios convocados por Maduro para el 30 de julio.

"Estar aquí es una prueba", dice a Efe un anciano al salir del simulacro, sin importarle haber hecho una fila durante horas en un evento ficticio que le sirvió sin embargo para apuntar su nombre en el registro que el chavismo mantiene para saber quienes salieron a participar.

El ensayo, organizado por un Consejo Nacional Electoral (CNE) que ha sido acusado de servir al oficialismo, probó en los mismos puntos donde calibraba su fuerza el chavismo el sistema de sufragio completo, incluyendo las máquinas de votación que se utilizarán para elegir la Constituyente dentro de 14 días.

El liceo Domingo Faustino Sarmiento, una de las escuelas elegidas para el simulacro, comenzó desde muy temprano a recibir a la multitud de personas que acudió a probar las máquinas y el músculo del chavismo.

Frente a la escuela, en una carpa roja, en cuatro mesas se registraba a las personas conforme iban saliendo de la votación piloto, segmentándolas entre los beneficiados por los programas sociales, quienes reciben bolsas de alimentos subsidiados, los integrantes de las comunas y la militancia.

Estos cuatro registros diferenciados dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se conocen con el nombre 4x4.

"El cuatro por cuatro es cuando todas las fuerzas revolucionarias se unen para en función de la movilización", explica Jerry, responsable de una estructura del chavismo conocida como Círculo de Luchas Populares.

"Parecía mentira que esto iba a suceder, pero toda la militancia se movió", reporta el líder local incrédulo ante la participación en el simulacro para la elección de este controvertido proceso que pretende redactar una nueva constitución.

Una mujer rubia recibía a quienes iban llegando mientras saludaba a las personas con un "bienvenido a nuestra fiesta democrática". Su nombre es Nikkar Alonzo y lidera la parte de la estructura que hace de enlace con el PSUV.

Su teléfono no para de repicar, ella camina y saluda al tiempo que va recibiendo llamadas de cada uno de los miembros de su "1 por 10", el último eslabón de la estructura, que pide a cada chavista movilizar a nueve personas.

"Todos los revolucionarios acatamos el llamado de nuestro presidente Nicolás Maduro, y por eso esta movilización", cuenta Alonzo mientras acompaña a votar a la última de su lista, una anciana que una vez que termine deberá salir a vigilar que su "1 por 10" también salga.

"Lo que tienes que hacer es buscar a nueve militantes activos en la revolución, o que sean simpatizantes de nosotros, ¿quiénes somos nosotros? El pueblo, el pueblo de (el fallecido presidente Hugo) Chávez, el que sigue el legado de nuestro comandante", explica.

La mujer defiende también el compromiso de los participantes, que llegan al lugar sin ningún apoyo, a pie o en autobús: "Nuestra maquinaria es voluntaria. ¿Por qué? Porque estamos casados con el proceso".

A la sombra del centro de votación, opera otro grupo que no figura en la estructura pero que es familiar para buena parte de los militantes que acuden a las escuelas y que se ha popularizado como "los colectivos".

Estos son un brazo de la militancia que actúa como una especie de grupo de seguridad de los chavistas en las zonas populares, y son acusados a menudo de contener a los opositores en esas zonas.

Sus actuaciones son ya un mito dentro de los incidentes con el antichavismo, y, pese a las acusaciones de la oposición, el Gobierno niega que operen con apoyo de las autoridades.

Durante el simulacro en la escuela, un grupo de los llamados "colectivos" sometió a unos vecinos de un edificio desde el que se insultaba a los chavistas de la fila del colegio de votación.

"Se meten todos y no me sale nadie de ahí", gritó uno de los hombres de un "colectivo" pistola en mano, luego de que una mujer del edificio les gritara "asesinos" a los chavistas que hacían cola.

"El chavismo, en los momentos rudos, somos uno", comentó un oficialista.