En un acontecimiento que ha sacudido las esferas políticas y financieras de Italia, Estados Unidos y Colombia, surge el caso conocido como el “Colombian Gate”. Este término llamativo y sugerente fue acuñado por la prensa para encapsular una trama compleja que involucra a individuos colombianos en un enredado tejido de coimas y negocios turbios. Para arrojar luz sobre esta cuestión, SEMANA habló con Gerardo Reyes, el jefe de investigaciones de Univisión, quien proporcionó detalles sustanciales sobre este intrigante asunto.

Esta es la entrevista completa a Reyes:

SEMANA: Gerardo Reyes hizo una investigación que ha sacudido un poco el panorama de tres países en Italia, Estados Unidos y acá en Colombia. Es un tema que tiene un nombre muy llamativo, se llama el ‘Colombian Gate’. En principio, ¿de dónde sale este nombre tan particular?

Gerardo Reyes: Fue un nombre escogido por la prensa italiana para resumir un caso bien complicado, que consiste en que un grupo de personas empezaron a hacer un proceso de acercamiento al gobierno de Italia en nombre del gobierno de Colombia. Esto para un contrato de un volumen altísimo, de 4 mil millones de euros para adquirir aviones de combate, submarinos y embarcaciones en Italia de empresas muy reconocidas de ese país, incluida la empresa Leonardo. En ese proceso, se conoció una grabación entre el exprimer ministro italiano Massimo D’Alema y un exjefe paramilitar colombiano, alias Don Antonio.

Massimo D'Alema. | Foto: © 2017 Pacific Press

En esa conversación, el exprimer ministro le da instrucciones a este señor paramilitar, que actuaba como un intermediario del Gobierno de Colombia para ese contrato. Le habla de comisiones que hay que pagar tanto a funcionarios colombianos como a funcionarios italianos y que la intermediación de esos pagos, supuestamente, se haría a través de una oficina en Miami. Como casi todos los escándalos de corrupción de América Latina, y ahora de Europa, una vez más, Miami está en ese mapa. Entonces, lo que yo aporté a esta investigación, porque los italianos han avanzado muchísimo, es cómo se ve ese escándalo en Colombia, que ahora tiene una conexión en Miami, una oficina de abogados que sería utilizada, según las instrucciones del primer ministro, para repartir estas comisiones por debajo de la mesa.

SEMANA: Estos tres puntos geográficos llaman mucho la atención y quisiéramos comenzar por Italia, el país en donde nace este escándalo. Suena muy raro que un exprimer ministro italiano esté buscando a un para en Colombia. ¿Quién es Massimo D’Alema y en calidad de qué estaría haciendo estos contactos con alguien en Colombia con tan malos antecedentes?

G.R.: Sí, y además con posición extrema en el vector ideológico, porque este D’Alema es un líder del partido Comunista de Italia y este líder paramilitar, pues supuestamente está en otro espectro de la ultraderecha, y en su caso la ultraderecha armada, porque ese señor fue condenado por paramilitarismo, por múltiples asesinatos, se declaró culpable ante Justicia y Paz, pidió perdón y le rebajaron la pena a ocho años. La verdad es que es un misterio cómo llegó esta legión de intermediarios y paracaidistas a semejantes alturas de la élite italiana, en este caso el exprimer ministro, para involucrarse en este negocio. D’Alema es una persona que continúa haciendo negocios privados.

Él ya lo explicó, pero cuando le preguntaron qué hacía él hablando con un paramilitar condenado, dijo que él no le revisaba los currículums a sus interlocutores. El caso es que la negociación continúa andando. Hay algunos personajes que se presentaron como delegados consultores externos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia. El Ministerio me respondió que no hay ningún contrato de consultoría con ellos en ninguna de las sedes diplomáticas de Italia. Otros que también se presentaron allí fueron dos exmilitares de la Marina colombiana que presentaban credenciales como asesores de la Comisión Segunda del Senado. Así que ese es el entramado que hay.

SEMANA: ¿Cuál es la magnitud de este escándalo en Italia? Usted en su investigación relata unos fallos de un juzgado de ese país y también múltiples artículos de El Corriere della Sera, que es uno de los principales diarios de ese país desde este momento, ¿se podría decir que en Italia este es un tema prioritario?

G.R.: Es un tema que ha llegado a primeras páginas, hay que aclarar que no es que sea cualquier documento en el que baso la historia del relato de cómo ha pasado todo, es una orden de inspección de la Fiscalía napolitana a las oficinas, residencias y computadores de los implicados. Entre esos, uno de los presidentes de las compañías, es como si le hicieran un allanamiento al presidente de la Lockheed Martin, porque esa compañía, la Leonardo, en la que vendería los equipos militares, es muy importante en Italia y en Europa. Hay también que aclarar que esto fue una tentativa de soborno, hubo un momento en el que el negocio fracasó y una de las versiones es que fracasó porque no hubo acuerdo de cómo repartir las comisiones y, en este momento, continúa la investigación. Cada vez que se produce una novedad, es primera página de los diarios principales italianos y de los programas de televisión.

Helicóptero presidencial Leonardo AW-139 fue adquirido con la empresa envuelta en el escándalo. | Foto: Leonardo

SEMANA: Gerardo, nos gustaría pedirle que nos ponga un poco en contexto para los que no conocemos el tema de armas. ¿De qué tipo de negocios estaba hablando? ¿Cuáles eran esos instrumentos que se querían comprar y cuánto valían?

G.R.: Se estaba hablando de aviones de combate, embarcaciones y dos submarinos por un total de 4 mil millones de euros y las comisiones serían el equivalente al 2 %, lo cual suma unos 80 millones de dólares o euros de comisiones que se repartirían en caso de tener éxito. Pero aún siendo una tentativa de soborno, la Fiscalía napolitana consideró que había un delito de corrupción internacional con ramificaciones en Estados Unidos y en Colombia.

SEMANA: ¿Hasta dónde alcanzó a gestionarse este negocio acá en Colombia? Usted menciona muy bien el papel que cumplió alias Don Antonio, ¿pero se sabe si Don Antonio alcanzó a hacer algún tipo de tratativas o acercamiento con funcionarios del Gobierno colombiano?

G.R.: Yo no entré en esa etapa, pero la prensa italiana ha especulado que hubo visitas de delegados de las empresas interesadas en el contrato a Bogotá y en las cuales habrían participado funcionarios colombianos y estos intermediarios extraños que aparecieron en el contrato. Hay incluso una foto de ellos, en la que supuestamente aparece Don Antonio, pero yo no entré ahí y no tuve forma de confirmar esos viajes, esas fotos. Pero lo que indica es que, si ya estaban en ese plan de viajes y contactos, es que había una posición de apertura del Gobierno de Colombia para embarcarse en ese contrato.

SEMANA: ¿Cuál es el rol de Don Antonio hoy?, se entiende que ya habría pagado su condena

G.R.: Sí, pagó su condena, pero no, no tengo información a qué se está dedicando hoy, a qué tipo de negocios se dedica, no, no tengo mucha información.

SEMANA: ¿Hay otros nombres de funcionarios, aparte de la vicepresidenta mencionada, así sea como una probabilidad en este escándalo?

G.R.: Si, de acuerdo con el decreto de justificación de la inspección, tanto de la residencias como de las oficinas de los involucrados, las promesas de las comisiones se hicieron, aparte de Marta Lucía Ramírez, a Germán Monroy Ramírez y Francisco Prieto, que se presentaban como delegados de la Comisión Segunda del Senado y, por supuesto, también a Don Antonio.

Marta Lucía Ramírez, exvicepresidenta.

SEMANA: Gerardo, ¿en qué momento usted se encuentra con este punto que hace muy novedosa su investigación, que es lo que usted llama la ‘conexión Miami’?

G.R.: A mí me causaba curiosidad que un caso tan importante se estuviera cubriendo en Colombia y en parte también en Italia como en en retazos, en pedazos, en episodios sueltos, que no ponían todas las cosas juntas y me dio por armar ese rompecabezas y vi que había un punto que me interesaba como periodista que trabaja en Estados Unidos, que era esa conexión en Miami que no se había reportado lo suficiente, de qué papel jugó, y hay que decirlo, con el abogado Buenavita, un abogado italiano- americano vinculado a una firma de abogados dedicada a la compraventa de yates y a asesorar a las personas con problemas que tienen que ver con la navegación privada.

Este señor aparece aquí en La Florida como socio de un contador del exprimer ministro italiano, entonces, a partir de eso, decidí contar toda la historia, pero concentrándome en esos vínculos que todavía no se sabe qué originó que un ex ministro italiano tuviera conexiones con una oficina de abogados en Miami, entonces lo que hice fue armar todo ese rompecabezas y concentrarme en la actividad o el papel que jugó este abogado en ese plan de repartición de comisiones.

SEMANA: ¿Qué viene judicialmente para este caso en Italia?

G.R.: Lo que sigue es abrir un juicio, hacer las acusaciones, tengo entendido que el sistema de Italia todavía mantiene el mismo modelo antiguo de Colombia, en el que el juez tiene más participaciones en las investigaciones y bueno, lo que se espera es que se pida la colaboración al gobierno de Estados Unidos, para entender esa escala del escándalo y formular cargos o declarar que no hay suficientes pruebas para comprometer, sobre todo, a estos dos, al primer ministro y a estos dos altos empresarios italianos.