Hace una semana que el cubano Pedro Roberto Gamuza, de 59 años, solo piensa en sus dos hijos: uno partió a la guerra de Ucrania y el otro está detenido en Cuba por el presunto delito de mercenarismo. Sus hijos son parte de un grupo de cubanos reclutados por una supuesta red criminal para participar en la guerra de Ucrania con el ejército ruso, informõ hace una semana el gobierno de la isla.
El calvario de este padre empezó el martes cuando su hijo Liogi Gamuza Pérez, de 34 años, le llamó por teléfono para decirle que estaba citado por la seguridad del Estado.En el departamento de seguridad le hicieron saber que Liogi, igual que otros jóvenes, está detenido por “mercenarismo”.
“Como padre he pasado una semana crítica, crítica, llevo un fin de semana sin dormir”, contó el hombre este lunes en Santa Clara, a unos 280 km de La Habana, donde reside la familia. Las autoridades aseguraron que actúan enérgicamente contra quienes recluten a personas en Cuba y también contra aquellos que se involucren en actividades mercenarias.
Pedro Roberto habla a unos pasos de la plaza Ernesto “Che” Guevara, donde el mítico guerrillero argentino-cubano tiene una monumental estatua, un lugar cercano a su casa, situado en un populoso barrio de casas pequeñas de tabique gris y calles polvorientas.
“Me siento atolondrado, la cabeza no me da más”, dice aún enfundando en su uniforme azul y botas blancas de hule de operario de mantenimiento de una fábrica.
¿Víctima de un engaño?
El padre ignora quién invitó a dos de sus cuatro hijos a trabajar como militares en Rusia. Liogi, casado y sin hijos, carece totalmente de preparación castrense y nunca hizo el servicio militar por un problema de salud en el bazo, indica.
“Fue víctima de un engaño porque él no tiene papeles” ni pasaporte, dice. Visitó a su hijo detenido en instalaciones de la seguridad del Estado y asegura que éste le contó que no firmó ningún contrato. Ahora intenta conseguir un abogado a toda prisa.
Las autoridades informaron el jueves que 17 personas han sido detenidas en Cuba por esta supuesta operación de reclutamientos ilegal. Entre ellas está “la organizadora interna” del reclutamiento y otros dos cubanos que buscaban a los candidatos para cooptar, además de otros 14 que confesaron haberse incorporado de manera voluntaria a la operación militar a cambio de la residencia rusa y una retribución monetaria.
Autoridades judiciales también informaron que sopesan la posibilidad de abrir causas por tráfico de personas, mercenarismo y actos hostiles contra un Estado extranjero, lo que podría implicar condenas de 30 años, cadena perpetua e incluso de pena de muerte. Dentro de toda esta desgracia, Pedro Roberto celebra que por lo menos Liogi, que era operario en una fábrica, aún está en Cuba.
El gobierno no ha dado más información sobre estos reclutamientos y ha rechazado categóricamente cualquier complicidad con estas acciones. Medios de Miami revelaron a principios de mes el caso de Andorf Velázquez y Alex Vega, dos jóvenes cubanos de 19 años que afirmaron haber sido reclutados bajo engaños por personas que los contactaron por Facebook para trabajar como albañiles en obras de construcción en Ucrania con el ejército ruso.
Mario Velázquez, padre de Andorf, dijo a la AFP que desde hace una semana no sabe nada de su hijo y que la última vez que habló con él desde un destacamento en Rusia, le dijo que lo iban a llevar a Ucrania.
Desde León, la ciudad mexicana donde reside, Velázquez dijo por teléfono que ha contactado a la embajada cubana para recabar información sobre su hijo, sin recibir respuesta.
Exigió “una explicación de por qué el gobierno cubano no ha intervenido sabiendo que padecen enfermedades que atentan contra su salud” -su hijo tiene un solo riñón- y pidió “evidencias que demuestren que estén vivos”.
Moscú y La Habana han estrechado relaciones desde noviembre, cuando el presidente Miguel Díaz-Canel se reunió con Vladimir Putin en Moscú. Sendas delegaciones empresariales y diplomáticas han visitado los dos países este año.
El ministro cubano de Defensa, Álvaro López Miera, fue recibido en junio por su homólogo ruso Serguéi Shoigu, con quien acordó “una serie de proyectos en el campo técnico militar”.