Todos los países miembros de las Naciones Unidos, reunidos en la Conferencia de Cambio Climático (COP28), estuvieron de acuerdo: el mundo tiene que abandonar los combustibles fósiles, pero poco se habló sobre la financiación, ¿de dónde saldrá el dinero?

Este es uno de los principales cuestionamientos del encuentro de Dubái, además, de llegar tarde a un acuerdo que debió darse hace más de una década.

Los observadores afirman que se trata de un hito decisivo, pero también de lo mínimo necesario para reconducir el mundo hacia una senda más segura.

El mayor reto será transformar la promesa de la COP28 en una reducción mundial de las emisiones de carbono para limitar el calentamiento a 1,5 ºC respecto a los niveles preindustriales, según lo establecido en el Acuerdo de París de 2015.

La primera acción será “triplicar la capacidad energética renovable” y “duplicar la eficiencia energética media” de aquí a 2030, lo que requerirá una gran inversión, especialmente en los países en desarrollo menos responsables de la crisis climática.

El texto de Dubái reconoció que los países en desarrollo, muy endeudados, necesitan billones de dólares para cumplir sus objetivos climáticos esta década.

Por lo que la presidenta del Grupo de los Países Menos Adelantados y enviada climática de Senegal, Madeleine Diouf Sarr, dice que este texto “no da una respuesta creíble a este desafío”.

Con 1,2 ºC de calentamiento, los científicos afirman que el cambio climático es uno de los principales causantes del calor y de los fenómenos meteorológicos extremos de este año.

Antes de la COP28, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) situó al planeta en una trayectoria de calentamiento de entre 2,5 °C y 2,9 °C para 2100.

La decisión de Dubái no cambia el hecho de que el mundo no va por buen camino, afirmó su directora, Inger Andersen, pidiendo un mayor apoyo financiero a los países pobres para la transición energética.

Según los observadores, la falta de acuerdos sobre financiación en el texto de la COP28 sienta las bases para que este tema domine las conversaciones de la COP29, que se celebrará el año que viene en Azerbaiyán.

Nicholas Stern, del Instituto de Investigación Grantham de la London School of Economics, afirmó que los países deberían responder a la decisión de la COP28 con “un enorme aumento de la inversión” en energías limpias y crecimiento ecológico.

Las cifras de la AIE

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que las inversiones mundiales en energías limpias deben alcanzar los 4,5 billones de dólares anuales para 2030, un fuerte aumento respecto a los 1,8 billones de este año.

El director de la AIE, Fatih Birol, hizo un llamado a los países para que establezcan “políticas concretas”, en un mensaje en X, antes Twitter.

Los productores de combustibles fósiles, que restaron importancia al pronóstico, planean seguir explotando el petróleo, el gas y el carbón a pesar de las advertencias de los científicos.

Según los observadores, el acuerdo de Dubái presenta lagunas, como centrarse en los combustibles fósiles como fuente de energía -dejando potencialmente fuera productos contaminantes como los plásticos y los fertilizantes-, o aludir al gas como “combustible de transición”.

Bill McKibben, fundador de la organización ecologista 350.org, afirmó que el llamado de la COP28 a abandonar los combustibles fósiles puede parecer “lo más obvio”, pero permite insistir en que su era ha terminado.

Otras críticas

Michael Mann, climatólogo y geofísico de la Universidad de Pensilvania, criticó la vaguedad de la declaración sobre combustibles fósiles, que no tiene límites firmes y responsables sobre cuánto deben hacer los países y tampoco fija fechas precisas de los objetivos.

“El acuerdo para ‘abandonar los combustibles fósiles’ es, en el mejor de los casos, débil”, declaró. “No es convincente. Es como prometerle a tu médico que dejarás las donuts (rosquillas) después de que te diagnosticaron diabetes”, dijo a modo de ejemplo gráfico.

“Sin duda habrá mucho júbilo y palmadas en la espalda (...) pero a la física no le importará eso”, dijo Kevin Anderson, profesor de energía y cambio climático de la Universidad de Manchester (Gran Bretaña).

La humanidad tiene por delante entre cinco y ocho años de emisiones al nivel actual antes de agotar el “presupuesto de carbono” indispensable para mantener el calentamiento a largo plazo en los 1,5ºC necesarios para evitar los peores impactos del aumento de la temperatura planetaria a largo plazo, explicó.

Incluso si las emisiones de gases comenzaran a reducirse ya en 2024, lo que no es un requisito estampado en el acuerdo, tendría que acabarse con el uso de combustibles fósiles en todo el mundo hacia 2040, en lugar del “lenguaje fraudulento de cero emisiones netas para 2050″ previsto en el acuerdo, según Anderson.

En su opinión, se trata de una “sentencia de muerte” por 1,5ºC, e incluso el objetivo menos ambicioso de reducir la temperatura global 2ºC, que conlleva de todas formas un riesgo significativo de desencadenar peligrosos puntos de inflexión en los sistemas climáticos del mundo, se está alejando.

Muchos morirán

Friederike Otto, climatóloga especialista en análisis del rol del cambio climático en fenómenos meteorológicos extremos específicos, también se mostró crítica con lo acordado: “Los intereses financieros a corto plazo de unos pocos han vuelto a imponerse a la salud, la vida y el sustento de la mayoría de las personas que viven en este planeta”.

“Se considera un compromiso, pero debemos ser muy claros sobre aquello a lo que se ha comprometido”, afirmó Otto, profesora del Instituto Grantham para el Cambio Climático, de Reino Unido.

En ese sentido, alertó: “con cada verbo vago, cada promesa vacía del texto final, millones de personas más entrarán en la primera línea del cambio climático y muchas morirán”.

No obstante, Johan Rockstrom, director del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK) en Alemania, argumentó que aunque el acuerdo de la COP no lograría llevar el aumento de la temperatura promedio anual del planeta a 1,5ºC, seguía siendo un hito crucial.

“Este acuerdo deja claro a todas las instituciones financieras, empresas y sociedades que ahora estamos -con 8 años de retraso respecto al calendario establecido en el Acuerdo de París- en el verdadero “principio del fin” de la economía global basada en combustibles fósiles”, indicó el experto sueco.