Las consecuencias de la intensa ola de calor que vive el mundo, y que se ha venido intensificando con los años, parece que llegaron para quedarse en la región antártica del planeta.

Actualmente, la superficie de esta zona del mundo está en sus niveles más bajos para esta época del año desde que se empezó a llevar registro al respecto, hace 45 años. De acuerdo con los investigadores, todos los años la Antártida llega a su nivel más bajo de extensión a finales del mes de febrero para recuperarse lentamente durante el invierno, sin embargo, esto no está ocurriendo en esta ocasión.

La Antártida ha perdido 2,6 millones de kilómetros cuadrados de extensión que no se recuperaron en el invierno, y que no parece tener la intención de regenerarse. Es necesario aclarar que esta cantidad de hielo es equiparable al tamaño de Argentina, que tiene 2,78 millones de kilómetros cuadrados de territorio.

Este glaciar cerca de las Islas Melchior en la Antártida también se desprendió por cuenta del calentamiento global. | Foto: Libre de derechos

Esto se suma a otros hechos alarmantes de los últimos años. Por ejemplo, en febrero de 2022 el hielo del continente blanco cayó a 1,98 millones de kilómetros cuadrados, después de haber estado en 2,1 millones en 2017, de acuerdo con un informe de Greenpeace.

Los investigadores se debaten entre escalar la alarma y mantener la calma. Por un lado, Ted Scambos, glaciólogo de la Universidad de Colorado Boulder, sostuvo que “este nivel de variación es tan extremo que algo radical ha cambiado en los últimos dos años, especialmente en el último año. (…) Probablemente, no veamos que el sistema antártico se recupere por un próximo período bastante largo, e incluso es probable que ya no lo que haga nunca”.

También dijo que, dadas las circunstancias, parece que ha cambiado la manera en que operaba la Antártida para su proceso de deshielo y regeneración.

“El juego cambió. No tiene sentido mantener las mismas probabilidades de que el sistema funcione como solía hacerlo. Esto nos dice que claramente el sistema cambió”, expresó el especialista.

Pese a estos comentarios que señalan la alarma de lo que está ocurriendo, la glacióloga del Instituto de Oceanografía y Geofísica Experimental (Ogs) de Trieste, Florence Colleoni, manifestó que no hay que propiciar el alarmismo, “pero hay que vigilar la situación”.

El derretimieno de los hielos marinos y de los glaciares son algunas de las señales reveladoras del inminente cambio climático. Foto: archivo7Semana

Añadió que si bien el hielo marino se encuentra actualmente muy bajo, de hecho, mucho más de lo que estaba en 2010 o antes, en 2022 también “estaba bajo”, por lo que no hay manera de saber si el próximo año el panorama será igual o peor al actual.

“El océano se ha calentado de manera acelerada, pero estamos subestimando esta velocidad. Todavía no sabemos cuál es la influencia del calentamiento global, pero ciertamente amplifica el impacto de algunos fenómenos”, manifestó Colleoni, teniendo en cuenta que este fenómeno de deshielo es algo que ya varios estudios venían registrando en el Hemisferio Norte del planeta, sin embargo, hasta la fecha, esto era algo que en la Antártida no sucedía.

“Es difícil decir que se está produciendo el mismo fenómeno. Pero podemos afirmar que observamos algo extraordinario”, dijo Colleoni.

Cabe mencionar que estos continentes de hielo tienen una importante función en el almacenaje de agua dulce en estado sólido, lo que permite regular los niveles del mar y, además, ayuda a tener regulada la temperatura global.

Cinco pequeñas islas del Pacífico han desaparecido debido a la subida del nivel del mar y la erosión costera, según una investigación publicada en la revista Environmental Rechearch Letters.

No solo se pueden estar perdiendo estas capacidades, sino que la reducción de los hielos marinos también puede generar graves consecuencias en el proceso del cambio climático. Si existe menos hielo, la luz solar que era absorbida por las piezas de agua sólida ahora llegará directa al océano. Se estima que la capa glacial reflejaba hasta el 90 % de la radiación solar que le llegaba desde el sol, pero ahora, toda esta cantidad de radiación penetraría el cuerpo de agua.