Los guardaespaldas del Servicio Secreto que protegen la Casa Blanca están siempre listos para "recibir una bala" con tal de salvar al presidente Donald Trump, pero ahora el peligro es el mismo mandatario, contagiado de covid-19.

La negativa del presidente de Estados Unidos a usar mascarillas en la Casa Blanca contribuyó a la propagación del coronavirus en su círculo y entre sus asistentes, incluyendo posiblemente a decenas de agentes del Servicio Secreto, según varios reportes de medios.

Mientras todavía era paciente en el hospital militar Walter Reed, Trump atizó el riesgo cuando dispuso que un equipo del Servicio Secreto lo acompañara cuando salió a saludar a sus simpatizantes.

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Trump y sus guardaespaldas usaron mascarillas, pero estaban todos en un mismo vehículo con las ventanas cerradas, en un momento en el que los expertos consideran que el presidente estaba en un estadio muy contagioso de la enfermedad.

"Esto es una locura", criticó en Twitter el médico del hospital Walter Reed James Phillips, que prescribió que todos los que participaron en el paseo sean puestos en cuarentena durante 14 días.

"Pueden enfermarse. Pueden morir. Por una puesta en escena política", agregó.

El portavoz de la Casa Blanca, Judd Deere, indicó que habían tomado las "precauciones adecuadas" durante el paseo. "El movimiento fue autorizado por el equipo médico", agregó.

Parte del trabajo

El riesgo es una parte del trabajo para una división de élite del equipo de protección del presidente. Los agentes viajan con él y con el vicepresidente en todo momento, y se ponen a ellos mismos entre un posible atacante y sus protegidos.

En 1963, el agente Clint Hill se tiró encima de los cuerpos del presidente John F. Kennedy y de su esposa Jacqueline después de que el mandatario fue herido de muerte mientras viajaba en un descapotable.

"Si hubiera reaccionado un poco antes", se lamentó luego Hill. "Voy a vivir con eso hasta el día en que me muera", agregó.

En 1981, el agente Tim McCarthy protegió a Ronald Reagan con su cuerpo y lo empujó dentro de su limusina después de que un atacante le disparara a él y a otras dos personas.

"Es parte del trabajo", indicó Ronald Kessler, autor de dos libros sobre el Servicio Secreto. "Cuando se inscriben saben que van a estar bajo riesgo, que les pueden disparar".

Pero los riesgos de la pandemia de covid-19 suponen una amenaza diferente.

Dada la desventaja en las encuestas frente a su rival demócrata, Joe Biden, Trump viajó por todo el país para animar ceremonias de recaudación de fondos, sin requerir el uso de mascarillas ni respetar la distancia social.

Varios agentes del Servicio Secreto fueron forzados a guardar cuarentena después de un mitin en Tulsa, Oklahoma, y lo mismo ocurrió tras un discurso del mandatario en Tampa, Florida, según el diario The Washington Post.

El servicio también tuvo un brote en su academia de entrenamiento en Maryland.

Debido a una consigna de "sensibilidad operacional" el Servicio Secreto no confirma informaciones sobre cómo los ha afectado el covid-19.

"El Servicio Secreto va a seguir protocolos establecidos para asegurar la seguridad de nuestros empleados. El Servicio Secreto no habla de los protegidos o de medios y métodos específicos para su misión", indicó la portavoz, Justine Whelan.

Kessler, que escribió un libro sobre Trump, indicó que los agentes son "muy leales a él", y afirmó que los trata "con respeto y consideración".

Pero sí cuestionó su actitud. "¿Por qué tomar riesgos innecesarios y enviar el mensaje equivocado, en este caso, cuando él hizo el paseo", se preguntó.

Michelle Obama, que como esposa del exmandatario Barack Obama sigue estado bajo protección del Servicio Secreto, criticó a Trump el martes en un tuit.

"Mi corazón está con todos los afectados por este virus", escribió. "Especialmente el Servicio Secreto y el personal de la residencia, cuyo servicio nunca debe darse por sentado".