El Papa Francisco reclamó este sábado, 7 de septiembre, desde Papúa Nueva Guinea, una explotación justa de los recursos naturales, de manera que promuevan “el bienestar de todos” en una comunidad.
“Su país, además de islas y lenguas, también es rico en recursos de la tierra y de las aguas. Estos bienes están destinados por Dios a toda la colectividad”, dijo el Pontífice argentino en su primer discurso en Port Moresby, la capital de este país al norte de Australia.
Esta riqueza “compromete a todos, gobernantes y ciudadanos juntos, a favorecer todas las iniciativas oportunas para valorizar los recursos naturales y los recursos humanos, de tal modo que se pueda dar vida a un desarrollo sostenible y equitativo, que promueva el bienestar de todos”, continuó.
Con una población mayoritariamente cristiana, Papúa Nueva Guinea es uno de los Estados más empobrecidos e inestables del Pacífico, escenario de recurrentes violencias tribales contra las que se pronunció el papa en su discurso.
“Hago votos, en particular, por el cese de las agresiones tribales (...). Apelo al sentido de responsabilidad de todos para que se detenga la espiral de violencia”, reclamó ante gobernantes, diplomáticos y líderes civiles del país.
Pero esa nación cuenta también con vastas reservas de oro, cobre, níquel, gas natural o madera que han atraído inversiones de multinacionales de Canadá, Australia o China.
Pero “es justo que se tenga debidamente en cuenta en la distribución de los ingresos y la utilización de la mano de obra las necesidades de las poblaciones locales, de manera que se produzca una mejora efectiva de sus condiciones de vida”, agregó. Sin embargo, los informes económicos sobre este país oceánico apuntan más bien a lo contrario.
“La pobreza apenas cambió en este tiempo”, dicen sus autores.
Este país, de doce millones de habitantes, es la segunda parada de la gira de Jorge Bergoglio por el sudeste de Asia y Oceanía, la más larga de su papado.