A la edad de 6 años, cuando fue nombrado príncipe de Gales, el tímido Carlos empezó a formarse para heredar el trono que apenas dejó su madre Isabel el pasado jueves, tras 70 años al frente de la monarquía británica.
El tiempo y las circunstancias no eran seguramente las esperadas por Carlos para asumir la corona. El tiempo, porque envejeció y se pensionó esperando su ascenso; y las circunstancias, porque finalmente se convierte en rey en uno de los momentos más complicados para la monarquía.
El Reino Unido enfrenta actualmente su peor crisis económica en 40 años; tambalea en una inestabilidad política que ha visto pasar a cuatro primeros ministros en menos de seis años y los vientos divisionistas recorren el país tras los resultados del Brexit (el retiro de la Unión Europea) a lo que se suman los deseos de independencia de Irlanda del Norte y Escocia.
En medio de ese panorama y de muchos cuestionamientos a la corona, tampoco ayuda la popularidad del rey Carlos, cuya imagen está muy por debajo de la que ostentaba la reina Isabel II, e incluso, muy inferior a la de su hijo Guillermo, príncipe de Gales y ahora heredero del trono.
En la última encuesta de favorabilidad, la reina Isabel gozaba de un 86% del aprecio y la confianza del público, mientras Carlos tenía el 56% que tampoco es malo, pero que le da menos maniobrabilidad para consolidar la comunidad del Reino Unido.
¿Está en riesgo la monarquía?
Consideran los analistas consultados por El País que la continuidad de la monarquía no está en juego; que las primeras horas han mostrado que hay una buena acogida de los británicos hacia el Rey, y que las crisis han sido una constante en la historia.
Las decisiones y acciones tomadas por el nuevo rey, destaca Edwin Gabriel Clavijo, docente de ciencias políticas del Politécnico Grancolombiano, serán fundamentales para evitar que aumenten las tendencias separatistas y se evite la aparición de referendos solicitando la independencia, como el que se dio en Escocia y que podría desintegrar el Reino Unido”.
“Para el Rey Carlos III viene un reto muy grande y tiempos de prueba porque Isabel era el punto de unión del reino debido a que estableció una buena relación, siendo un modelo positivo al encargarse de mediar en las disputas entre los estados miembros, proporcionando apoyo y orientación”, resalta.
Para Juan Carlos Ruiz, docente y politólogo de la Universidad del Rosario, independientemente del ascendiente que logró tener la reina Isabel, la figura del jefe de Estado es fundamental en los sistemas parlamentarios y especialmente en los sistemas parlamentarios monárquicos.
“En el caso de Gran Bretaña, específicamente, al ser países que no tiene constitución escrita, sino consuetudinaria, basada en la costumbre, el jefe de Estado se vuelve mucho más importante y todo el ceremonial y los símbolos de unidad nacional que encarna son fundamentales y se necesita esa figura institucional”, explica.
El mayor ‘jaque al rey’ ha sido, señalan los analistas, la relación tormentosa con la princesa Diana, la infidelidad y la muerte en un accidente de tránsito en París, lo que mantuvo la credibilidad de Carlos en sus niveles más bajos en la corona, que ha vivido periodos de altibajos a lo largo de muchos siglos de historia.
La esperanza en que puede recuperar esa confianza se centra en el apoyo y la ovación que ha recibido de parte de los británicas en las últimas horas, tras su regreso a Londres para su proclamación oficial.
La sombra de Guillermo
Tras la muerte de la princesa Diana y las críticas a la familia real, se ventiló la propuesta de que, para proteger la monarquía, el entonces príncipe Carlos debería abdicar en favor de su hijo Guillermo, mucho más popular; es decir, que pasara directamente a suceder a su abuela en la corona, pero esa opción no caló en la reina Isabel.
Incluso, después de la fallecida reina, la imagen más alta en popularidad es la de la princesa Claudia, la esposa de Guillermo, y a quien muchos comparan con la princesa Diana y quien tiene gran aceptación entre los británicos, sobre todo los más jóvenes.
“Puede que Guillermo sea mucho más popular como opción ideal de rey que el mismo Carlos; puede que Carlos sea una especie de rey en transición y que luego William llegue con un periodo mucho más amplio, pero la institución lleva siglos y el hecho de que un monarca salga y otro entre es apenas normal en una monarquía”, señala el docente y politólogo Óscar Palma.
“Hace una década pedían que Carlos abdicara tras la muerte de Diana y su matrimonio con Camila Parker, pero las cosas han cambiado y hoy en día el que se ve inmaduro y lejos de la posibilidad de ser rey, el príncipe Guillermo. Quizá los desencuentros con su hermano Harry han llevado a pensar que aún no está preparado para la Corona, mientras el rey que acaba de entronizarse comenzó a tener más figuración, incluso antes de morir su madre por las delegaciones que le entregó por temas de salud”, concluye.
Las próximas horas serán cruciales para que el rey Carlos III ponga en juego su liderazgo y logre el favor de un pueblo británico que ya lo ovacionó bajo el canto de “¡Dios salve al Rey!”.