Cada vez más egipcios se embarcan en travesías marítimas hacia Europa huyendo de la pobreza y la represión o de un futuro sin expectativas a costa de perder la vida como los fallecidos en un reciente naufragio en Grecia.
“Hable con mi hijo por última vez la noche del 7 de junio. Me dijo que embarcaba” dos días después, explicó a AFP el padre de un joven de 14 años desaparecido en el naufragio de un vetusto y sobrecargado pesquero en la noche del 13 de junio frente a las costas griegas.
“En nuestro pueblo, los jóvenes parten habitualmente sin avisar a la familia, esto es lo que nos pasó: supe que mi hijo se había ido (...) a Libia donde se quedó 15 días antes de embarcarse”, dijo este hombre, que prefiere no dar su nombre.
Solo en su pueblo, Naamna, en el delta del Nilo, la ONG Plataforma de Refugiados en Egipto (RPE) censó 13 desaparecidos, nueve de ellos menores. Según las autoridades, 43 egipcios sobrevivieron al naufragio en la costa del Peloponeso.
De su lado, RPE recibió decenas de llamadas de familias sin noticias de sus parientes. Solo en dos pueblos de la provincia de Sharqia acumularon más de 40.
Hasta ahora aparecieron 82 cadáveres de este naufragio, probablemente uno de los más graves en el Mediterráneo. Pero, según la ONU, en el pesquero iban entre 400 y 750 pasajeros, entre ellos mujeres y niños.
“No sabemos cuántos egipcios iban a bordo y las autoridades no informaron el número de egipcios desaparecidos”, indicó a AFP Nour Khalil, director de RPE.
Solo un presentador de un programa televisivo cercano al gobierno de El Cairo se aventuró a dar una cifra. Según él, 200 egipcios iban a bordo. El padre del joven desaparecido todavía espera noticias. “Hemos ido al Ministerio de Relaciones Exteriores a que nos tomen una muestra de ADN”, contó a AFP. Pero “no sabemos nada y nadie nos mantiene informados”.
Socio de la lucha antimigración
Frontex, la agencia fronteriza europea, contabilizó entre enero a mayo 50.300 llegadas de migrantes en Europa a través del Mediterráneo central, la ruta migratoria más peligrosa del mundo. Probablemente hay más que no fueron detectados.
En 2022, uno de cada cinco migrantes llegados a Italia llegó de Egipto, según la Agencia de la Unión Europea para el Asilo. Según los datos oficiales de Italia, un tercio de todos los menores llegados son egipcios.
La mayoría intenta cruzar desde Libia hasta Italia para huir de la peor crisis económica en la historia de Egipto, pero también del deterioro del respeto a los derechos humanos bajo la presidencia de Abdel Fatah al Sisi, que las oenegés tildan de catastrófica.
Egipto se considera un alumno aventajado en la lucha contra la inmigración irregular y pide más fondos a los países europeos.
En junio, el presidente francés, Emmanuel Macron, lo definió como “un socio esencial de la Unión Europea en la lucha contra la inmigración clandestina”, según la presidencia egipcia. Desde 2016 ningún barco de migrantes zarpó desde la costa egipcia.
En agosto de 2022, la Comisión Europea anunció el desembolso de 80 millones de euros (87 millones de dólares) adicionales a Egipto para financiar “la vigilancia de fronteras terrestres y marítimas”.
“Ningún futuro”
Para Khalil, “la militarización de las fronteras no es una solución”, sino que solamente “desplaza el problema” porque los egipcios ahora se lanzan a la mar desde Libia.
En este país, vecino occidental de Egipto, la ONU denuncia regularmente “detenciones arbitrarias masivas” de “miles de hombres, mujeres y niños migrantes detenidos en las calles o en sus casas”.
A principios de junio, los medios libios difundieron videos no verificados que mostraban a casi un millar de egipcios expulsados y obligados a llegar a pie hasta la frontera.
“Las penas contra los traficantes son cada vez más amplias, los guardacostas cada vez más armados” y las oenegés no disponen de ningún acceso a estas zonas militarizadas, dijo Khalil.
Pero estas barreras no impidieron que 13 egipcios de la aldea de Naamna marcharan. “Mientras la nueva generación no tenga ni perspectivas ni futuro ni posibilidad de hacerse escuchar”, las salidas continuarán, aseguró.
En el grupo había nueve menores de edad, una muestra del cambio del perfil de los emigrantes egipcios. “Antes iban a Europa para trabajar unos años, ahorrar y volver a Egipto para montar un pequeño negocio”, explicó Khalil.
Ahora, “la nueva generación no quiere volver a Egipto porque no piensa que aquí vaya a tener ningún futuro”, añadió.
*AFP