El proceso emprendido por Anders Behring Breivik contra el Estado noruego a propósito de su régimen carcelario reveló unas condiciones de detención envidiables para muchos presos del mundo. El extremista que mató a 77 personas cuenta con tres habitaciones privadas, cotorras y una Xbox.

Desde 2022, Breivik cumple su pena en un recinto de alta seguridad de la prisión de Ringerike, a orillas del lago que baña la isla de Utøya donde asesinó a 69 personas, en su mayoría adolescentes, el 22 de julio de 2011. Un mes antes había detonado una bomba en Oslo que causó otras ocho víctimas.

El extremista de derechas de 44 años dispone de tres habitaciones individuales (una celda de vida, una de estudio y una de gimnasio) en la planta superior.

En la inferior cuenta con una cocina, un salón con una videoconsola, un comedor y una sala para visitas, todas ellas compartidas (pero nunca simultáneamente) con otro detenido.

La sala de televisión en el primero de los dos pisos de la celda donde Anders Behring Breivik cumple su pena privativa de libertad en la prisión de Ringerike el 14 de diciembre de 2023 en Tyristrand, al noroeste de Oslo, Noruega. (Foto de Ole Berg-Rusten / NTB / AFP) | Foto: Cornelius Poppe / NTB

“Breivik recibe un trato particularmente bueno”, dentro del marco permitido por los criterios de seguridad, destacó este miércoles el director de la prisión, Eirik Bergstedt.

La decoración es relativamente sencilla, pero las salas están bien equipadas con varias máquinas de musculación en su gimnasio y con una gran pantalla plana, sillones para jugar a la Xbox con los guardias y pósteres de la torre Eiffel en el salón.

Sin embargo, Breivik, condenado en 2012 a una pena de 21 años de prisión prorrogable de forma indefinida, llevó esta semana al Estado noruego ante la justicia para protestar contra su régimen carcelario.

Anders Behring Breivik, condenado por terrorismo, asiste al segundo día de su juicio en el que solicita la libertad condicional, el 19 de enero de 2022, en una sala de audiencias improvisada en la prisión de Skien, Noruega. (Foto de Ole Berg-Rusten / NTB / AFP) | Foto: Cornelius Poppe / NTB

Las autoridades quieren “empujarme al suicidio”, sostuvo el martes en el juicio.

El extremista, que en una carta a la AFP en 2014 amenazó con iniciar una huelga de hambre si no conseguía una PlayStation 3 en vez de la PS2, no arremete contra las condiciones materiales de su detención, sino contra su aislamiento.

Apartado desde hace 12 años de los otros presos, Breivik acusa al Estado de violar dos artículos del Convenio Europeo de Derechos Humanos: uno que prohíbe las penas “inhumanas” o “degradantes” y otro que garantiza el derecho a la correspondencia.

¿Un “torreón”?

“Han construido un torreón alrededor mío” para “encerrarme”, lamentó Breivik el martes. “No soy un hámster, necesito verdaderas relaciones” humanas, agregó.

Su aislamiento es relativo.

Además de los contactos con los guardias con quienes puede jugar a cartas, cocinar o almorzar, Breivik está autorizado a ver regularmente a un pastor, un fisioterapeuta, un psiquiatra o una visitadora de Cruz Roja con un perro al que acariciar.

La celda de Breivik se distribuye en dos plantas. Aquí está el pasillo del segundo piso donde hay una jaula con tres periquitos. (Foto de Ole Berg-Rusten / NTB / AFP) | Foto: Cornelius Poppe / NTB

Él mismo puso fin a los contactos con un visitador designado por las autoridades, pero puede encontrarse una hora semanal con otro recluso, también elegido a dedo, con quien puede cocinar gofres, por ejemplo.

Generalmente, estos encuentros suelen darse alrededor de una mesa a la que Breivik llama “la mesa de Putin” porque, por motivos de seguridad, varios guardias se sientan entre los dos reclusos.

¿O un “palacio”?

Además de disponer de actividades variadas como partidas de baloncesto, paseos o visitas a una biblioteca, las autoridades le dieron tres cotorras para satisfacer su deseo de tener una mascota.

“Yo había pedido un perro, una cabra o un cerdo mini con los que poder mantener contactos empáticos, que pueden ser una buena solución alternativa para las personas aisladas”, dijo Breivik.

La sala de visitas junto a la sala de entrenamiento en el segundo piso se muestra en la prisión de Ringerike el 14 de diciembre de 2023 en Tyristrand, al noroeste de Oslo, Noruega, donde Anders Behring Breivik cumple su pena privativa de libertad en una celda distribuida en dos pisos. (Foto de Ole Berg-Rusten / NTB / AFP) | Foto: Cornelius Poppe / NTB

“Pero unas cotorras es mejor que nada”, admitió.

Acoger mamíferos “no es muy práctico en un recinto de alta seguridad”, replicó un abogado del Estado, Kristoffer Nerland. “Y además, las autoridades veterinarias podrían decir algo al respecto”, agregó.

En las redes, numerosos internautas arremeten contra estas condiciones de detención, comparándolas con “un hotel” o “un palacio”.

“Otros toman a los guardias de prisión como rehenes para poder conseguir una pizza”, dijo un usuario sueco en la red social X.

Una celda similar para dormir en el segundo de los dos pisos donde Anders Behring Breivik cumple su pena privativa de libertad en la prisión de Ringerike se muestra el 14 de diciembre de 2023 en Tyristrand, al noroeste de Oslo, Noruega. (Foto de Ole Berg-Rusten / NTB / AFP) | Foto: Cornelius Poppe / NTB

“El sistema noruego es como es, pero, como madre a quien mató una hija, es duro verle quejándose con su bonito apartamento”, dijo a la AFP Lisbeth Kristine Røyneland, cuya hija Synne fue asesinada en Utøya con 18 años.

“Pero al menos está entre rejas y no saldrá jamás”, se resignó.

Con información de AFP