Cuatro hombres fueron inculpados este lunes por el robo hace dos años de un retrete en oro del artista italiano Maurizio Cattelan en el palacio de Blenheim, un castillo del sur de Inglaterra, declarado patrimonio mundial de la Unesco.
La pieza de oro, de 18 quilates, incluye un asiento, una taza y una cisterna. Se llama “América” y es valorada en 4,8 millones de libras (5,9 millones de dólares).
En el palacio, del siglo XVIII, nació el ex primer ministro británico Winston Churchill. Los cuatro inculpados, de entre 35 y 39 años, comparecerán ante el tribunal de Oxford el 28 de noviembre, informó la fiscalía de la Corona (CPS, por sus siglas en inglés).
James Sheen, de 39 años, fue acusado de robo, conspiración para trasladar bienes robados y transferencia de bienes robados.
Michael Jones, de 38 años, fue acusado de robo, mientras que Fred Doe, de 35 años, y Bora Guccuk, de 39, fueron acusados de conspiración para trasladar bienes robados.
Al día siguiente del robo, la policía había explicado que los ladrones se habían introducido en el palacio la madrugada del 14 de septiembre y habían salido del lugar con el baño en la mañana, causando importantes daños y una inundación.
“América” fue expuestos por primera vez en el museo Guggenheim de Nueva York, donde fue usado por cerca de 100.000 personas entre 2016 y 2017.
Cabe decir que, entre las instrucciones para usar el reconocido inodoro de oro de 18 kilates, se encontraba reservar su uso en el palacio, no tardarse más de los tres minutos reglamentarios, no entrar al cuarto de baño con maletas y no mojarlo o acurrucarse sobre él, solo sentarse.
Todos a bordo del “tren flotante” de Tailandia
Un solitario barquero contempla el espectáculo del llamado “tren flotante” tailandés, de cuyos vagones desembarcaron sus pasajeros en un estrecho puente para tomarse selfies y disfrutar de las vistas acuáticas.
Los viajes ferroviarios son cada vez más populares en Tailandia, ya que los turistas buscan experiencias auténticas lejos de las multitudes de visitantes de las playas y templos.
El sábado, la red nacional de transporte ferroviario marcó el final de la temporada de lluvias con la puesta en marcha del “Rot Fai Loi Nam”, este tren que une Bangkok con la presa de Pasak Jolasid.
Antes del alba, cientos de personas subieron al tren en la histórica estación de Hua Lamphong, en Bangkok.
Estanques de lotos, bosques, templos y arrozales discurren a toda velocidad bajo los atentos ojos de los turistas que, en tercera clase, se asoman a las ventanas para tomar fotos y disfrutar de la brisa.
Varias tailandesas con cabello grisáceo subieron en Ayutthaya, antigua capital de Siam, para vender algodón de azúcar y pad krapow, un famoso plato salteada con albahaca. Tras tres horas y media de viaje, el renovado tren japonés, compuesto por más de una docena de vagones, cruza la presa de Pasak Jolasid por una serie de viaductos antes de detenerse 20 minutos para una pausa selfie.
La vista “infinita” del agua
“Lo hice varias veces y ya reservé para hacerlo otras tres veces esta temporada”, añade este apasionado de los trenes. Barrow lamenta que esta excursión única solo esté publicitada en tailandés y no en inglés, por lo que muchos extranjeros no la conocen. “Es una oportunidad desperdiciada”, indica.
Lily Piratchakit, de 11 años, hizo el trayecto con su madre y contempló la vista “infinita” del agua. “Fue increíble (...) Fue genial viajar, estar fuera y respirar algo de aire fresco”, contó.
La universitaria taiwanesa de intercambio Wei Wu, de 22 años, admite que le encantó tomarse fotos sobre los raíles. “Es muy guay. Es la primera vez que tomo el tren en Tailandia”, explica a la AFP. “La mayoría de los turistas solo ven los estereotipos de Tailandia”.
Con información de AFP