Argentina señaló al libanés Hussein Ahmad Karaki como jefe operativo del grupo militante chiíta Hezbollah en América Latina y como partícipe en dos atentados de hace más de 30 años contra objetivos judíos en Buenos Aires y anunció que ha pedido su captura internacional.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo en una rueda de prensa que Karaki es “el cerebro y reclutador” de Hezbollah América Latina y señaló que la información que estaba dando es el resultado de una investigación coordinada con Brasil y Paraguay.
“Esta persona ha venido trabajando desde los años 90 en la organización de Hezbollah en nuestro continente”, recalcó Bullrich, quien especificó que Karaki se encuentra en la actualidad en el Líbano.
Según la ministra, Karaki se encargó de conseguir un coche bomba utilizado en el atentado a la Embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 y también habría estado involucrado de alguna forma en la voladura de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) dos años después.
Horas antes de la explosión en la embajada israelí, el libanés se habría ido de Argentina por vía aérea a Brasil, con un pasaporte colombiano falso, afirmó la funcionaria.
Las autoridades paraguayas no se han referido por el momento oficialmente a lo anunciado por la ministra argentina.
“Fue además el jefe operacional en línea directa con (Hassan) Nasrallah, que fue muerto hace unas semanas en el Líbano y que recibió la orden directa para el ataque a la AMIA”, afirmó Bullrich, en referencia al líder del grupo abatido por las fuerzas israelíes.
Karaki operó en Argentina con el nombre de Alberto León Nain, según la funcionaria.
Bullrich especificó que el gobierno ha pedido a la justicia argentina que solicite a Interpol una circular roja, es decir la notificación dirigida a las fuerzas de seguridad de todo el mundo para localizar y detener a una persona.
La ministra se mostró convencida de que Brasil y Paraguay “van a acompañar la alerta roja que Argentina está pidiendo”.
Karaki, alias “Abu Ali”, “Rami” o “Saad Az Aldin”, habría ingresado a Argentina en enero de 1992. El ataque a la embajada israelí ocurrió el 17 de marzo de ese año.
Bullrich también señaló que el libanés salió del radar de los agentes de inteligencia desde 1994 y a partir de 2000 habría intentado organizar ataques. En ese sentido, lo señaló como presunto partícipe en la planificación en los últimos años de varios intentos de atentados en países de la región, como Brasil y Bolivia.
Según la funcionaria, “esta conducción de Karaki, que logró durante tres décadas mantenerse en la clandestinidad, hoy recibe un golpe muy fuerte porque lo estamos haciendo público, porque estamos diciendo que está en el Líbano”.
La funcionaria mostró imágenes que corresponderían al libanés, quien según afirmó, en la década del 2000 recibió del gobierno de Hugo Chávez (1999-2013) documentos de identidad como venezolano. “Estamos hablando del documento que le otorga el régimen chavista en el 2004 y la ciudadanía en el 2008″.
Hace dos años, la prensa argentina se hizo eco de un informe secreto del Mossad (agencia de inteligencia israelí) que mostraba supuestas imágenes de Karaki como célula operativa de Hezbollah en la región.
Los ataques a la embajada israelí y a la AMIA causaron más de un centenar de muertos. En distintos pronunciamientos a lo largo de los años, la justicia argentina ha considerado a Irán ideólogo de los dos hechos y a Hezbollah su brazo ejecutor. Ese país ha negado las acusaciones.
La Cámara de Casación Penal, el máximo tribunal penal de Argentina, ratificó que Irán y el grupo libanés estuvieron involucrados en esos actos terroristas en un fallo emitido en abril.
Indicó que la motivación de ambos “se originó principalmente en la decisión unilateral del gobierno argentino de rescindir tres contratos de provisión de material y tecnología nuclear acordados con la República Islámica de Irán”, debido a un cambio de la política exterior del país sudamericano entre fines de 1991 y mediados de 1992.