Muchas personas que han estado a punto de morir han expresado que vieron una luz al final. Tanto así, que se ha convertido en una frase común entre las personas: “no vayas hacia la luz”.
La profesora de fisiología molecular y neurología en la Universidad de Michigan Jimo Borjigin, considera que lo expresado por estas personas es cierto. La científica ha estudiado en los últimos años las experiencias cercanas a la muerte, para conocer lo que le pasa al cerebro segundos antes de fallecer y las variaciones que se dan en la actividad cerebral de una persona a la que se le retira el soporte vital.
“No todas las experiencias son iguales, pero efectivamente son ciertos los relatos de la gente que ve una luz al final del túnel o que recuerda su vida como si fuera una película”, agregó la científica para un medio de comunicación internacional.
Al analizar la actividad cerebral de personas en coma antes y después del retiro del soporte vital, observó un aumento inusual de la actividad durante varios segundos, entre 400 y 600, hasta que todo se apagó.
“Después de la eliminación del soporte vital, hubo una marcada elevación de la actividad cerebral. El cerebro se activa cuando reconoce a la muerte como un hecho inminente porque pretende satisfacer la necesidad homeostática de supervivencia. Esa es nuestra hipótesis actual”, comentó.
La investigación observó a cuatro pacientes en coma. En todos los casos se pudo apreciar un aumento de las ondas cerebrales cuando se retiró el sistema vital y en dos de ellas, ambas mujeres de 24 y 77 años, se vio un aumento en la frecuencia gamma, asociada a la conciencia.
La investigadora afirmó que “es imposible saber exactamente qué sucedió con sus experiencias subjetivas personales ya que ambas murieron”. Así mismo, los registros sugieren cuatro experiencias, que también se han documentado en otros estudios:
- Ambas observaron una luz brillante.
- Las dos pacientes podían escuchar cosas.
- Ambas mujeres podrían tener experiencias extracorporales.
- Las dos mujeres podrían haber recordado eventos de sus vidas.
La experta considera que las experiencias cercanas a la muerte son parecidas a los sueños, que se dan cuando las personas no tienen una conciencia manifiesta.
Sin embargo, a diferencia de los sueños, los pacientes que sobreviven a estas situaciones no se olvidan fácilmente de lo que vieron y sintieron en sus momentos de agonía.
En otro estudio sobre el tema realizado por Sam Parnia, director del departamento de investigación en cuidados críticos y reanimación de la Universidad de Nueva York, se llegó a la conclusión de que un 50 % de los pacientes que se recuperaron de ese trance recordaron, así fuera poco, lo que les sucedió en ese período de tiempo.
El equipo de investigación liderado por Parnia observó más de 2 mil casos de pacientes que tuvieron paros cardíacos y habían sido declarados muertos. Luego, con los testimonios de los sobrevivientes, pudo hacer siete diferentes clasificaciones de acuerdo con lo que los pacientes recordaron luego de ese momento:
- Tuvieron miedo
- Observaron animales o plantas
- Observaron una luz brillante
- Vieron escenas de violencia y persecución
- Tuvieron un ‘déjà vu’
- Pudieron ver a sus familiares
- Recordaron cosas que pasaron tras el paro cardíaco.
Para el investigador quedó claro que lo que sintieron y vieron está unido a las creencias, la formación y las experiencias previas de cada paciente.
La interpretación de los instantes antes de la muerte tiene una subjetividad propia. “A esta altura ya es claro que la gente tiene experiencias en el momento de la muerte. Lo que sucede es que cada individuo decodifica esas vivencias según sus creencias. Alguien de India puede volver de la muerte y asegurar que vio al dios Krishna, mientras que alguien del medio oeste de EE. UU. puede regresar de la misma experiencia y afirmar que vio al dios cristiano”, explicó Parnia.