Este miércoles 24 de mayo falleció la cantante Tina Turner a los 83 años. Representantes y voceros de la artista aseguraron que había fallecido tras una larga enfermedad, pero que “se fue en paz” en su hogar de Küsnacht, Suiza.
Durante la última década, la conocida como ‘Acid Queen’ tuvo serios problemas de salud, sin embargo, el origen de estos inconvenientes se remonta a 1978, cuando fue diagnosticada con hipertensión. Después de décadas sin darle importancia a esta condición, en 2013 se haría presente su primera consecuencia grave: un accidente cerebrovascular por el que tuvo que volver a aprender de nuevo a caminar.
Años después, fue diagnosticada con cáncer intestinal, y finalmente, fue sometida a un trasplante de riñón consecuencia de las medicinas que tomaba para la presión sanguínea la hicieron experimentar algunos de los momentos más difíciles de su vida.
El último mensaje en redes sociales
Paradójicamente, el último mensaje que Tina compartió en redes sociales podría ser una pista de la perspectiva que tenía de la vida antes de partir.
De hecho, el 14 de marzo de 2023, durante el Día Mundial del Riñón, Turner compartió un emotivo mensaje sobre el cuidado de este órgano tan importante, y cómo sus descuidos con la salud la pusieron en “un grave peligro” que, presuntamente, le terminó costando la vida.
“Mis riñones son víctimas de no haberme dado cuenta de que mi hipertensión debería haber sido tratada con medicina convencional. Me he puesto en grave peligro al negarme a afrontar la realidad de que necesito un tratamiento diario y de por vida con medicación. Durante demasiado tiempo creí que mi cuerpo era un bastión intocable e indestructible. Por eso estoy encantada de poder apoyar una nueva campaña internacional en favor de la salud renal”, se lee en la publicación de Tina que fue acompañada con una imagen de la cantante sonriendo.
Parece ser que ni el cáncer ni su accidente cerebrovascular fueron suficientes para diezmar las fuerzas de la cantante, fue su lucha contra sus problemas renales lo que la terminaron por doblegar. Fue en abril de 2017 que su esposo Erwin Bach decidió donarle su riñón para salvar su vida después de que la insuficiencia renal causada por los medicamentos para la hipertensión mermara terriblemente su salud.
A pesar de haber sido compatibles, el nuevo riñón le causó muchos problemas a Tina, haciendo que la cantante de Private Dancer dejara de ser autosuficiente.
Perspectiva de Turner frente a su enfermedad
Posteriormente a la cirugía realizada y a su nuevo riñón, la cantante había confesado en su autobiografía My Love Story de 2018, “de vez en cuando, mi cuerpo intentaba rechazar el riñón del donante, como suele ocurrir tras un trasplante. (...) Esto requería más ingresos hospitalarios. Tenía náuseas y mareos, se me olvidaban las cosas y tenía mucho miedo. Estos problemas aún no se han resuelto del todo”.
“Fue entonces cuando descubrí que no podía valerme por mí misma. Me daba vergüenza pedir ayuda. Tenía piernas para días y músculos de acero de tanto bailar, pero no tenía fuerzas para levantarme. Aterrorizada, me arrastré hasta un sofá, mientras pensaba que no podía imaginarme a Tina Turner paralizada. Dudaba que pudiera volver a ponerme tacones, y mucho menos bailar con ellos”.
Retiro de su carrera artística
Tras una carrera musical de 54 años, Tina Turner se había retirado de los escenarios y la industria en general en 2013, a sus 73 años, y fue precisamente con su álbum Private Dancer (1984) con el que alcanzó el éxito internacional.
Conviene destacar, que Turner es recordada por éxitos como What’s Love Got to Do with It, Let’s Stay Together, We Don’t Need Another Hero, The Best, entre otras. Además, su energía en los escenarios, potente voz, moda y estilo en general la convirtieron en todo un ícono del rock.