Tras la caída del régimen de Bashar Al Asad en Siria se descubrieron diferentes instalaciones que dan cuenta de la violencia ejercida en contra de los adversarios a su gobierno, tal como es el caso de la prisión de Saidnaya.

El complejo penitenciario ubicado al norte del país árabe era utilizado como centro de tortura, en especial, para todas aquellas personas que participaron en la guerra civil del año 2011.

Decenas de personas han llegado a las afueras de la prisión de Saidnaya para conocer la suerte de los familiares que han sido detenidos. | Foto: AFP or licensors

Según han reseñado agencias de noticias internacionales, en esta prisión se habría llevado a cabo diferentes ejecuciones extrajudiciales, torturas y demás vejámenes en contra de los disidentes del gobierno de Bashar Al Asad.

Cabe resaltar que el pasado domingo, en medio de la toma del poder, por parte de los rebeldes sirios se produjo la liberación de varios detenidos que se encontraban en el recinto, incluso, algunos de ellos se encontraban encarcelados desde 1980.

De acuerdo con estadísticas de la Asociación de Detenidos y Desaparecidos de la Prisión de Saidnaya, alrededor de 4000 personas fueron liberadas por parte de los rebeldes en su incursión al centro carcelario.

Organizaciones como Amnistía Internacional calificaron a esta prisión como un “matadero humano”.

Muestras del horror

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos tiene registro de que más de 30.000 personas se encontraban recluidas en este centro carcelario, de las cuales solo 6.000 fueron liberadas, el resto pudo haber muerto tras actos de tortura.

La prisión de Sednaya en Siria es uno de los espacios que evidencian la brutalidad de la fuerza en contra de los disidentes de Bashar Al Asad. | Foto: AFP or licensors

La prisión de Saidnaya también albergó a varios reclusos de origen extranjero, entre los cuales se destaca el jordano Usama Beshir Hasan al Bataynah, quien fue hallado inconsciente y con signos de amnesia.

De igual forma, se encontró a Suheil Hamawi, un libanés de 61 años que se encontraba recluido con condiciones bastantes deplorables que también perjudicó de forma considerable su estado de salud.

Luego de la finalización del régimen de Bashar al Asad, el mundo ha conocido la forma en que se ejercía presión en contra de los disidentes.