El magnate de las criptomonedas caído en desgracia, Sam Bankman-Fried, fue sentenciado este jueves en Estados Unidos a 25 años de cárcel por fraude, conspiración y blanqueo de dinero, entre otros cargos.
En la audiencia en la que se anunció su sentencia, en el tribunal sur de Nueva York, el juez Lewis Kaplan señaló que el joven “nunca había tenido una palabra de remordimiento por haber cometido un delito terrible”.
Afirmó, con ejemplos, que “SBF” -el acrónimo de su nombre - había cometido al menos tres actos de perjurio al declarar durante su juicio, así como manipulación de testigos.
El emprendedor de 32 años se disculpó, admitiendo que había “tomado una serie de malas decisiones”.
En noviembre, un jurado lo declaró culpable de siete cargos, entre ellos, fraude, conspiración y blanqueo de dinero.
Además de los 25 años de prisión, “SBF” ha sido multado con 11.000 millones de dólares -que podrán utilizarse para compensar cualquier pérdida de clientes- y estará en libertad vigilada tres años, anunció ministerio de Justicia.
La condena es muy inferior a la solicitada por el fiscal de Nueva York Damian Williams, quien pedía entre 40 y 50 años de prisión para el fundador y presidente de la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX.
Conocido por el apodo “SBF”, usó sin consentimiento los depósitos de los clientes de la plataforma para hacer transacciones de riesgo en su fondo de cobertura, Alameda Research, y para la compra de ostentosos inmuebles y efectuar donaciones políticas.
“Cometer fraude contra sus clientes e inversores tiene graves consecuencias”, comentó el jueves Merrick Garland, secretario de Justicia, citado en un comunicado de prensa.
Multimillonario antes de los 30 años, Bankman-Fried conquistó el mundo de las criptomonedas a una velocidad vertiginosa, convirtiendo FTX, una pequeña start-up que cofundó en 2019, en la segunda plataforma de intercambio más grande del mundo.
Pero en noviembre de 2022, el imperio FTX implosionó, incapaz de hacer frente a las masivas solicitudes de retirada de fondos de clientes aterrorizados al enterarse de que parte de los fondos depositados en la empresa se habían comprometido en operaciones de riesgo.
En el momento de su declaración de quiebra, faltaban aproximadamente 9.000 millones de dólares.
Los liquidadores del grupo ya recuperaron unos 6.400 millones de dólares en efectivo y planean un reembolso completo a los clientes afectados.
Se benefician de la brutal apreciación de las criptomonedas, que se han recuperado tras un catastrófico 2022 marcado por varias quiebras y el escándalo FTX.
Catapultada por el flujo de capitales y el lanzamiento de un nuevo producto de inversión, el líder indiscutible de las criptomonedas, el bitcóin, ha batido récords desde marzo.
Frente a la posibilidad de una larga pena de prisión, los abogados de Sam Bankman-Fried, intentaron retratar un “SBF” más humano, en lugar de la imagen del manipulador que surgió a lo largo del juicio.
“Aquellos que conocen a Sam saben que es desinteresado, altruista”, escribieron sus defensores en un documento presentado al juez federal Lewis Kaplan previo a la audiencia, junto con decenas de cartas de apoyo de personas cercanas.
Quienes le conocen “comprenden que su conducta nunca ha estado motivada por la codicia o la sed de prestigio”, agregaron sus abogados al citar testimonios para apoyar su petición.
Lo cierto es que este exalumno del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) nunca ha sido acusado de enriquecimiento personal y conservó la mayor parte de su fortuna en acciones de FTX, cuyo valor se evaporó.
Durante el juicio, que duró cinco semanas, sus abogados lo presentaron como un joven empresario desbordado por su carga de trabajo y víctima de errores de juicio de sus socios y empleados.
Para ganar la clemencia del magistrado federal, también mencionaron que padecía un trastorno del espectro autista, lo que, en su opinión, lo hace “vulnerable dentro de la población reclusa”.
Sobre estos elementos, la defensa propuso una pena de poco más de cinco a seis años y medio de prisión.
Desde que fue condenado, Sam Bankman-Fried cambió su equipo legal y contrató los servicios de Marc Mukasey, mucho más extrovertido y ofensivo que el discreto Mark Cohen, su anterior defensor.
“En cada aspecto de su actividad y por cada uno de los crímenes cometidos, el acusado ha mostrado una abierta falta de respeto por la ley”, insistió el equipo de fiscales de Williams.
En el proceso, la defensa de “SBF” se debilitó ante los testimonios de tres exdirectivos de FTX y de Alameda, entre ellos su exnovia, que aportaron pruebas detalladas del rol principal del acusado en el fraude.
“Él comprendía las reglas, pero decidió que no aplicaban para él”, insistió la oficina del fiscal en un documento enviado al juez al mencionar una “megalomanía perniciosa” y un “complejo de superioridad”.