La Plaza de San Pedro del Vaticano se convirtió en el escenario donde la feligresía, líderes de Estado y demás personalidades se dieron cita para rendir tributo al papa Francisco.

El numeroso público dispuesto para participar del funeral acogió con aplausos y vítores la llegada del féretro del primer papa latinoamericano, quien contó con un gran fervor popular durante sus 12 años de pontificado.

El cuerpo del papa Francisco es trasladado por un cortejo fúnebre hacia la Plaza de San Pedro. | Foto: Vatican Media

Desde el interior de la Basílica de San Pedro salió el cortejo fúnebre con la característica solemnidad que caracteriza el protocolo establecido y preservado por la Iglesia Católica durante siglos.

En medio de cantos litúrgicos en latín fue trasladado del cuerpo de Jorge Mario Bergoglio, quien fungió como papa durante los últimos 12 años. Su sencillez fue el estandarte que marcó una jornada donde la emoción se hizo presente.

Durante su pontificado, el papa Francisco se caracterizó por impulsar una transformación dentro de la Iglesia, en la cual se deja a un lado la opulencia y se da paso a una etapa más cercana con los feligreses. Muestra de ello fue el funeral del religioso.

Las imágenes daban cuenta del féretro de madera que era escoltado por el cortejo, quien lo dispuso en la explanada de la Plaza de San Pedro donde se realizó una eucaristía para orar por el descanso eterno del sacerdote argentino.

Líderes y jefes de Estado de varios países del mundo se dieron cita en el Vaticano para despedir al papa Francisco. | Foto: AFP or licensors

Testimonios de fe y emoción

Andrea Ugalde no durmió, llegó de madrugada al Vaticano y corrió tan rápido como pudo para ubicarse “en primera fila” en el funeral del papa Francisco, de acuerdo con la Agencia AFP.

Esperó desde la una de la madrugada el pistoletazo de las autoridades para lanzarse a la carrera hasta la plaza San Pedro, donde se realizará el servicio. Miles de personas llenaron rápido la avenida, la plaza, los alrededores.

Muchos de los asistentes eran jóvenes peregrinos con banderas y estandartes sobre los hombros, mientras sacerdotes vestidos de gala se arremolinaban bajo las majestuosas columnatas de la famosa plaza de Bernini.

“Arranqué como una bala para abrirme camino”, explicó a la Agencia AFP Ugalde, de 39 años.

La policía la detuvo en dos oportunidades para revisar su bolso. Pero lo logró, consiguió un asiento en la primera fila reservada para los fieles.

“Valió la pena no haber dormido”, expresó esta mujer que tan pronto supo la noticia de la muerte del papa compró un boleto de Los Ángeles en los Estados Unidos hasta Roma en Italia.