Un devastador ataque con misiles rusos en la ciudad de Kiev dejó al menos 37 personas muertas, entre ellas cuatro niños, y 170 heridos, según informó el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. El ataque, ocurrido este lunes 8 de julio, golpeó duramente la capital ucraniana y afectó gravemente a la población civil.
En un mensaje publicado en su canal de Telegrm, Zelenski detalló que, “hasta ahora, al menos 37 personas han muerto, incluidos cuatro niños, y 170 han resultado heridas, incluidos 13 niños”.
El presidente también mencionó que uno de los misiles alcanzó un hospital infantil en el distrito de Shevchenko, donde varios menores de edad estaban siendo tratados por cáncer y otras enfermedades graves.
Zelenski agradeció el apoyo del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, con quien discutió las posibles acciones conjuntas para responder a lo que calificó como “terror” ruso.
“Estoy agradecido al primer ministro Trudeau por su apoyo. Hemos discutido qué acciones conjuntas para dar a Rusia una respuesta fuerte y adecuada a este terror”, afirmó Zelenski. El ataque ha generado una ola de solidaridad internacional hacia Ucrania.
La Administración Militar de Kiev confirmó la muerte de cuatro niños en el ataque y reportó que dos trabajadores del hospital también fallecieron. El jefe de la Administración Militar de la capital, Serguí Popko, declaró un día de luto oficial en la ciudad y anunció el lanzamiento de una campaña de donaciones para financiar la reconstrucción del hospital infantil.
El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) presentó fotografías de los restos del misil estratégico de crucero Kh-101, utilizado por Rusia en el ataque. La comunidad internacional ha condenado enérgicamente el ataque y ha expresado su apoyo a Ucrania en este difícil momento de escalada del conflicto en su país.
“Ya se han encontrado pruebas relevantes en el lugar de la tragedia, en particular fragmentos de la parte trasera de un misil X-101 con número de serie y parte del control del mismo misil”, dijo el SBU en un comunicado. El ejército ruso negó su responsabilidad y dijo que el hospital fue alcanzado por restos de misiles antiaéreos ucranianos, sin presentar pruebas.
Tras la emergencia, miles de voluntarios acudieron este lunes a retirar ladrillos y escombros dejados por un devastador bombardeo ruso contra un hospital infantil de la capital de Ucrania.
Cuando los misiles empezaron a caer en Kiev, Pavlo Holoviy se precipitó hacia el hospital infantil, en el que su hijo se recuperaba de una operación reciente. Cuando llegó todavía emanaba humo de entre los escombros.
El hombre, de 37 años, afirmó que le fue “imposible contener” la emoción tras encontrar a su esposa y su hijo sanso y salvos. “Honestamente, lo principal era ver a mi mujer y mi hijo, no me fijé en el resto”, dijo Holoviy. Pacientes, personal y familiares corrieron hacia el refugio subterráneo en cuanto sonaron las alarmas este lunes temprano, según Natalia Svidler, de 40 años.