Estados Unidos se dirigió nuevamente al presidente venezolano Nicolás Maduro en rechazo a la represión que se ha llevado a cabo contra manifestantes que piden transparencia en el resultado de las elecciones del pasado domingo.
Esta vez, fue el Subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental, Departamento de Estado de Estados Unidos, Brian Nichols, mencionó: “Después de haber visto la voluntad del pueblo venezolano en las urnas, Maduro y sus representantes han recurrido a la represión, incluyendo detenciones arbitrarias, vandalismo de oficinas de la oposición y violencia contra aquellos que exigen pacíficamente que sus votos sean respetados y sus voces escuchadas”.
Para él, “estos actos son inaceptables y demuestran la seguridad de Maduro en el miedo para aferrarse al poder. Planeamos remitir estos asuntos a la ONU, pedir a la comisión interamericana de Derechos Humanos que garantice el seguimiento, e instar a la comunidad internacional a unirse a nosotros para rechazar enérgicamente esta violencia y represión”.
Asimismo, el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, expresó su “preocupación” por la seguridad de la líder opositora María Corina Machado, que se declaró en clandestinidad ante amenazas de cárcel, y de su candidato Edmundo González Urrutia tras las cuestionadas elecciones en Venezuela.
En conversación con ambos, el secretario de Estado estadounidense les expresó “su preocupación por su seguridad y bienestar tras las elecciones”, al tiempo que “condenó toda la violencia y represión políticas”, según un comunicado del Departamento de Estado.
Machado se ha declarado en “clandestinidad”, mientras que González Urrutia está en resguardo dadas las amenazas de cárcel del oficialismo después de que desconocieran los resultados oficiales de las presidenciales del 28 de julio. La autoridad electoral de Venezuela ratificó este viernes la reelección de Maduro con el 52% de los votos, por encima del 43% de González Urrutia.
Tras la proclamación de Maduro, el lunes estallaron protestas en Caracas y otras ciudades que acumulan al menos 11 civiles muertos, según organizaciones defensoras de derechos humanos, y más de 1.000 detenciones.
Maduro los acusó de ser responsables de actos violentos. “Ustedes tienen las manos manchadas de sangre”, dijo. “Deben estar tras las rejas”, añadió el mandatario.