A bordo del Titán, el sumergible que se perdió el domingo en la profundidad del Océano Atlántico e implosionó por causas aún desconocidas, viajaban el millonario británico Hamish Harding, presidente de la compañía Action Aviation; el paquistaní Shahzada Dawood, vicepresidente de Engro, y su hijo Suleman; el buceador francés Paul-Henri Nargeolet y Stockton Rush, director general de OceanGate Expeditions, la compañía que opera el sumergible, y que cobraba 250.000 por turista.
Harding, de 58 años, estaba familiarizado con las exploraciones extremas. Más allá de sus aventuras, que relató en las redes sociales, se conocen pocos detalles sobre la carrera y la fortuna del director general de la empresa de venta de jets privados, fundada en 2004.
El británico, licenciado en ciencias naturales e ingeniería química por la Universidad de Cambridge, viajó al espacio hace un año a bordo del cohete New Shepard de Blue Origin en un vuelo de diez minutos que constituyó la quinta misión tripulada con éxito de la compañía propiedad de Jeff Bezos, su “mentor”.
Un día antes de que se lanzara el submarino operado por OceanGate Expeditions, el explorador, envió a su amigo, el astronauta retirado de la NASA coronel Terry Virts, una actualización de su viaje, un mensaje que fue destacado por el medio The New York Post.
Harding le escribió a su amigo contándole detalles de la misión en la que descenderían a más de 3800 metros bajo el mar para ver los restos del Titanic, el naufragio más famoso de la historia contemporánea.
“Hola, mañana salimos, tiene buena pinta, el tiempo ha sido malo, así que han estado esperando este momento”, le escribió Harding a Virts.
De acuerdo con el testimonio de Virts, publicado en The New York Post, Harding entendía que había riesgos en la misión: “Él entendió los riesgos con seguridad, no hay duda de eso”, afirmó.
Hamish Harding tenía varias entradas en el libro Guinness de los récords. Entre sus hazañas, en marzo de 2021 se sumergió con otro explorador, Victor Vescovo, hasta los abismos de la Fosa de las Marianas, la parte más profunda del océano conocida hasta la fecha, a bordo de un sumergible biplaza.
Esta misión fue la más larga realizada a tal profundidad (4 horas y 15 minutos) con la mayor distancia recorrida (4.600 metros).
“Bajó a la parte más profunda del océano, estableció algunos récords mundiales... en la Fosa de las Marianas (la parte más profunda del océano) y hablamos bastante sobre los riesgos y las diferentes cosas que iban a poder hacer, estaba muy emocionado por eso”, aseguró Virts.
En relación con el viaje hacia los restos del naufragio del Titanic, el astronauta retirado compartió su perspectiva sobre el impacto más allá del aspecto turístico. Según Virts, el viaje no solo es divertido, sino que también implica una importante labor científica. Explicó que los restos del Titanic han experimentado cambios a lo largo de los años y están comenzando a desintegrarse.
Las dudas de seguridad
La atención mundial en torno a este hecho ha llevado a miles de personas a preguntarse qué tan seguro era el viaje. Por eso, en los últimos días se hizo público un informe sobre las deficiencias de la seguridad de la nave.
Se estableció que el exdirector de operaciones marinas de OceanGate Expeditions, la empresa fabricante, David Lochridge, fue despedido por haber cuestionado la seguridad del Titán. Lochridge criticó en una demanda judicial que el “diseño experimental y no probado” del sumergible.
Todo esto debido a que el ojo de buey de la parte delantera del aparato fue concebido para resistir a la presión a 1.300 metros de profundidad, y no a 4.000 metros.
Por su parte, Mike Reiss, guionista de televisión, quien visitó el pecio del Titanic en 2022, dijo a la BBC: “Firmas un documento antes de subir y en la primera página se menciona la muerte tres veces”
Desde que fueron descubiertos los restos del Titanic en 1985 a 4.000 metros de profundidad, el área se ha convertido en lugar de peregrinación de buscadores de tesoros y turistas ávidos de emociones fuertes.