Una enfermera británica comenzó a ser juzgada el lunes por el asesinato de siete recién nacidos y el intento de asesinato de otros diez en un hospital inglés, acusada de ser "el común denominador" en las muertes de todos los bebés.

Lucy Letby, de 32 años, que trabajaba en la sala de neonatos del hospital Countess of Chester, en el noroeste de Inglaterra, negó los asesinatos de cinco varones y dos niñas y el intento de asesinato de otros diez bebés entre junio de 2015 y junio de 2016.

Sin embargo, el fiscal Nick Johnson subrayó ante el jurado en Mánchester como la unidad neonatal del hospital registró un aumento "significativo" en la tasa de mortalidad durante 18 meses a partir de enero de 2015.

"Es un hospital como muchos otros en el Reino Unido, pero a diferencia de otros hospitales y otras salas de neonatología del país, había una envenenadora en la sala del hospital de Chester", afirmó.

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Los asesores pediátricos del centro empezaron a preocuparse en junio de 2015 por el número de muertes de recién nacidos, más elevado de lo habitual.

Muchas de ellas se describían como "inexplicadas" o "inesperadas", según un informe publicado en julio de 2016 por el Real Colegio de Pediatría y Salud Infantil.

"Tras buscar una causa, los asesores se dieron cuenta de que las muertes o desmayos tenían un denominador común", explicó el fiscal.

"La presencia de una enfermera, y esa enfermera era Lucy Letby", aseguró, señalando que muchas de las muertes ocurrieron por la noche, cuando ella estaba de guardia.

"Cuando Lucy Letby fue trasladada al horario diurno, los desmayos y las muertes se trasladaron al horario diurno", añadió.

Letby fue detenida y posteriormente imputada en noviembre de 2020 como parte de la investigación sobre las muertes de los recién nacidos.

Ya había sido interrogada al respecto dos veces, en 2018 y 2019, sin que se tomara ninguna medida en ese momento.

Según un estudio, dos bebés fueron envenenados con insulina y "la única conclusión plausible" es el envenenamiento deliberado, según Johnson.

"Esto no es un accidente", agregó. "Todos fueron obra, a nuestro juicio, de la mujer sentada en el banquillo. Era la presencia malévola constante cuando las cosas se pusieron feas para estos 17 niños", subrayó.