El Gobierno chileno ajustó este lunes a la baja su previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para este año debido a la crisis social y política en el país, y proyectó un alza de entre un 2 y un 2,2 %.

El ministro de Hacienda, Ignacio Briones, admitió que el estallido social que se agudizó el 18 de octubre pasado tendrá consecuencias en la economía chilena e impactará el crecimiento, que el Gobierno calculaba que alcanzaría un 2,6 %.

Los efectos de las protestas, que incluyeron saqueos de centenares de comercios y dejaron al país medio paralizado durante más de una semana, se comenzarán a percibir en los próximos informes de indicadores económicos, apuntó Briones, que asumió la cartera de Hacienda la semana pasada en el cambio de gabinete del presidente Sebastián Piñera.

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Briones advirtió que el Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec), que según indicó hoy el Banco Central subió un 3 % septiembre, se mantendrá sin cambios o incluso podría caer un 0,5 % en el informe correspondiente al mes de octubre.

"Lo que nosotros esperamos para el cuarto trimestre es una situación totalmente distinta, producto de los eventos que todos hemos conocido, y que básicamente tienen a muchas actividades funcionando a media máquina, a muchas pymes en problemas, y que van a marcar una disminución en la actividad económica", dijo el ministro a los periodistas.

El jefe de las finanzas chilenas avaló el contenido de un documento que el Banco Central difundió este lunes en el que advirtió de que el conflicto social podría tener varios impactos en el sistema financiero del país.

Según el emisor, se puede generar volatilidad en el tipo de cambio y las tasas de interés, alzas del desempleo, aumento de la morosidad de las empresas y un incremento de la percepción de riesgo, lo que se traduciría en la disminución de financiación para proyectos.

El ministro destacó que la "parte positiva" del informe del emisor es que el sector financiero chileno "está sólido" y no ha visto afectada su liquidez.

"Este es un problema del sector real, de la actividad económica real, que tiene que ver con seres de carne y hueso que lo están pasando mal, a los cuales tenemos que ayudar, y esperamos que el país se normalice para que la actividad económica vuelva a retomar, ese es el gran desafío que tenemos por delante", apuntó.

Chile vive un estallido social sin precedentes desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet en 1990, con masivas manifestaciones en las calles y disturbios que inicialmente fueron reprimidos por la Policía y las Fuerzas Armadas y que hasta la fecha se han cobrado la vida de al menos 20 personas.