Decenas de indígenas kayapó mekragnoti bloquearon este lunes "por tiempo indefinido" una importante carretera amazónica del estado brasileño de Pará, para exigir más ayudas contra el coronavirus, así como el fin de la deforestación y la minería ilegal en sus reservas.

Armados con palos, flechas y machetes, los indígenas erigieron dos barricadas con neumáticos y maderas sobre el asfalto para bloquear a la altura del municipio de Novo Progresso la BR-163, principal arteria de distribución de la cosecha agrícola del centro-oeste de Brasil hasta los puertos fluviales de la Amazonía.

"Cada día que pasa, esa enfermedad está aumentando, por eso hacemos este movimiento, para que el gobierno mire a los indígenas, no solo a nosotros, sino de Brasil entero. Todos los indígenas necesitan ayuda", declaró el cacique Beppronti Mekragnotire, por medio de su portavoz e intérprete Doto Takak-ire.

Con sus coloridos tocados de plumas y sus vistosos tatuajes, los indígenas escenificaron varios cantos y danzas sobre el asfalto ante la mirada de los camioneros, resignados a quedar atascados con sus cargas, sobre todo de soja y maíz.

Los kayapó mekragnoti, un subgrupo de la etnia kayapó (de la que forma parte el anciano cacique Raoni Metuktire, ícono de la lucha por la conservación de la Amazonía), habitan las reservas de Baú y Menkragnoti, que juntas ocupan 6,5 millones de hectáreas, una superficie un poco mayor que la de un país como Croacia.

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De los 1.600 habitantes de sus doce aldeas, 4 han muerto por el virus y hay unos 400 infectados, según datos de la ONG Kabú. Los primeros contagios se dieron por el contacto de indígenas con poblaciones urbanas y por la presencia de mineros ilegales en sus reservas.

Los indígenas son un blanco perfecto del coronavirus por sus precarias defensas inmunitarias y la desatención estatal histórica de que son objeto.

Un total de 618 indígenas han fallecido y 21.000 ha sido contagiados por el coronavirus en Brasil, según la Articulación de Pueblos indígenas de Brasil (APIB), que acusa al gobierno de Jair Bolsonaro de omisión frente a la pandemia.

En Brasil, un país de 212 millones de habitantes (900.000 de ellos pertenecientes a los pueblos originarios), es el segundo país más afectado por la pandemia, con más de 107.000 muertos.

Los indígenas reclamaron también que el gobierno combata la deforestación practicada por invasores de tierras, la principal causa de los incendios que golpean la región en la temporada seca, y la minería ilegal de oro.

"¿Estás viendo esta humareda?", pregunta el cacique. "Es porque la deforestación está aumentando cada día", lamenta.

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