El pueblo sirio revivió el horror de la guerra química en un bombardeo con presuntamente gas sarín que mató a 58 personas, entre ellas a 11 niños. En un ataque similar en 2013, la ONU constató el uso de armas químicas en contra de la población en Siria, en un ataque promovido por el régimen de Bachar al Asad y que dejó más de un millar de muertos.