Una lombriz parásita usualmente encontrada en serpientes fue retirada “viva y coleando” del cerebro de una mujer, algo que no se había visto en los registros médicos, informaron este martes médicos australianos.

A través de una resonancia magnética, los médicos descubrieron al animal. | Foto: Ukrinform / Future Publishing

Desconcertados, los médicos realizaron una resonancia magnética a una mujer australiana de 64 años después de que comenzara a sufrir lapsos de memoria y notaron una “lesión atípica” en el frente de su cerebro.

Era una lombriz de ocho centímetros llamada Ophidascaris robertsi, que según investigadores son parásitos comunes en canguros y pitones diamantina pero no en humanos.

“Este es el primer caso humano de una Ophidascaris en el mundo. Hasta donde sabemos, es también la primera vez que aparece en el cerebro de una especie de mamífero, humano o no”, afirmó el experto en enfermedades infecciosas Sanjaya Senanayake.

Los investigadores creen que la mujer se infectó después de buscar arbustos comestibles cerca de su casa que podrían haber estado contaminados con larvas parasitarias diseminadas en las heces de las serpientes.

La lombriz de ocho centímetros, es conocida científicamente como phidascaris robertsi. | Foto: AFP or licensors

“Nunca es fácil o deseable ser el primer paciente del mundo para nada. No puedo enfatizar más nuestra admiración por esta mujer que ha mostrado paciencia y coraje en el proceso””, indicó Senanayake.

Esto es lo primero que siente una persona que sufre de parásitos intestinales

Los parásitos son organismos que viven a expensas de otros seres vivos, utilizando sus cuerpos como hospedadores para sobrevivir y reproducirse. Aunque a menudo se asocian los parásitos con regiones tropicales y condiciones precarias de higiene, la realidad es que pueden afectar a personas en todo el mundo.

Algunos de los parásitos más comunes incluyen la Giardia, la Ameba y varios tipos de gusanos intestinales. Estos organismos pueden ingresar al cuerpo a través de la ingestión de agua o alimentos contaminados, contacto con áreas infectadas o incluso a través de picaduras de insectos portadores.

Los parásitos intestinales pueden generar síntomas como diarrea, estreñimiento y cambio de color en las heces. | Foto: Getty Images

Síntomas de una infección parasitaria

La presentación de síntomas varía según el tipo de parásito involucrado y la gravedad de la infección. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

  • Problemas gastrointestinales: Diarrea persistente, náuseas, vómitos, dolor abdominal y cólicos pueden ser indicativos de una infección parasitaria en el sistema digestivo.
  • Cambios en el apetito y peso: Los parásitos pueden interferir con la absorción de nutrientes, lo que podría llevar a una pérdida de peso inexplicada o, en algunos casos, a un aumento de peso debido a la inflamación.
  • Fatiga y debilidad: La presencia de parásitos puede provocar una sensación constante de fatiga, debilidad y falta de energía.
  • Trastornos cutáneos: Algunas infecciones parasitarias pueden causar erupciones cutáneas, picazón intensa e incluso úlceras.
  • Problemas respiratorios: En ciertos casos, los parásitos pueden afectar los pulmones y causar síntomas similares a los de las infecciones respiratorias, como tos y dificultad para respirar.
Los parásitos intestinales pueden ser muy riesgosos para las personas con sistemas inmunes debilitados. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Orígenes de las infecciones parasitarias

Las infecciones parasitarias pueden originarse de diversas formas. La ingestión de agua o alimentos contaminados es una de las rutas más comunes. Las frutas y verduras mal lavadas, así como la carne cruda o insuficientemente cocida, también pueden ser fuentes de contaminación.

Parásitos intestinales | Foto: dotana

Prevención:

La buena higiene y la precaución son fundamentales para prevenir las infecciones parasitarias. Estas son algunas medidas preventivas esenciales:

  • Lavado adecuado de alimentos: Lave frutas, verduras y hierbas minuciosamente antes de consumirlas. Cocine la carne a temperaturas seguras para asegurarte de que los parásitos sean destruidos.
  • Higiene personal: Lave tus manos con frecuencia, especialmente antes de comer y después de usar el baño. Esto reduce el riesgo de transferir parásitos de superficies contaminadas a la boca.
  • Agua potable: Consuma agua potable de fuentes seguras. Si no está seguro de la calidad del agua, hierva o purifica antes de beber.
  • Control de insectos: Utilice repelentes de insectos y mantenga su entorno libre de insectos portadores de parásitos.