El asesinato del médico colombiano Edwin Arrieta a manos de Daniel Sancho ha causado conmoción a nivel internacional. En un nuevo giro de los acontecimientos, la Policía de Tailandia ha revelado detalles que arrojan luz sobre los motivos detrás del trágico suceso.
Según las autoridades, el español Daniel Sancho habría cometido el crimen con el objetivo de poner fin a la relación sentimental que mantenía con Arrieta. “En los mensajes que hay entre ellos no podemos revelar nada, pero Daniel ha confesado que mató a Edwin porque quería separarse de él y Edwin no lo quería hacer”, declararon en una rueda de prensa.
La Policía también afirmó que Sancho apuñaló al médico colombiano y posteriormente procedió a desmembrarlo, creyendo que había fallecido tras caer al suelo y golpearse fuertemente la cabeza. “La Policía está segura de que no fue un accidente, fue un asesinato premeditado, porque antes planeó comprar el material”, agregaron.
Piden la pena de muerte
En vista de estos detalles escalofriantes, la Policía tailandesa reafirmó su intención de buscar la pena máxima para Daniel Sancho, que en este caso correspondería a la pena de muerte. Según las leyes del país, esta pena puede llevarse a cabo mediante fusilamiento o inyección letal, procedimientos similares a los utilizados en Estados Unidos. “Hemos consultado al fiscal sobre algunas de las pruebas y son suficientemente consistentes para acusarle de asesinato premeditado, lo que conlleva la pena de muerte”, afirmó Surachate Hakparn, subdirector de la Policía de Tailandia.
Ahora, el fiscal encargado del caso analizará minuciosamente la evidencia y determinará la pena que solicitará en el juicio. Esta decisión tiene implicaciones profundas y podría llevar a Sancho a enfrentar una de las dos opciones que Tailandia ofrece para la pena de muerte: fusilamiento o inyección letal.
Así funciona la pena de muerte en Tailandia
Tailandia es uno de los 54 países en el mundo donde la pena de muerte es legal y se aplica en la práctica. Aunque la pena de muerte está contemplada en la legislación tailandesa, su aplicación real es intermitente. Desde 1935, Tailandia ha llevado a cabo 326 ejecuciones, siendo 319 por fusilamiento y siete por inyección letal. Actualmente, alrededor de 500 personas se encuentran en el llamado “corredor de la muerte”, esperando la ejecución de la pena capital.
La mayoría de estos prisioneros se encuentran en la prisión central de Bang Khwang, que alberga el principal corredor de la muerte del país. Sin embargo, en Tailandia, la pena de muerte es un tema polarizante. Según una encuesta realizada por el diario The Bangkok Post en 2018, el 92,49 % de los encuestados estaba a favor de mantener la pena de muerte en la legislación, mientras que solo el 7,51 % se mostró en desacuerdo.
La pena de muerte es para “delitos graves”
La pena de muerte en Tailandia se presenta como una medida necesaria para preservar la paz y el orden ante delitos graves, particularmente aquellos relacionados con el tráfico de drogas. Aunque en 2018 se llevó a cabo la última ejecución conocida en el país, las autoridades solo notifican a la persona condenada tres horas antes de la ejecución.
Es relevante destacar que, una vez condenada a la pena de muerte, la persona tiene la opción de apelar la decisión, lo que puede alargar el proceso e incluso cambiar la pena a cadena perpetua. Además, existe la posibilidad de solicitar un indulto al rey, lo que podría llevar a una conmutación de la pena. En un contexto en el que varios países mantienen la pena de muerte, la historia de Daniel Sancho pone de manifiesto la complejidad y las implicaciones de esta medida final en sistemas judiciales de todo el mundo.
Esta es la inusual práctica sexual que realizaban Daniel Sancho y Edwin Arrieta
En medio de la investigación en torno al trágico asesinato del médico colombiano Edwin Arrieta a manos de Daniel Sancho, han surgido diversas teorías que intentan arrojar luz sobre la relación entre ambos individuos. Entre las explicaciones que han cobrado relevancia destaca una práctica poco convencional conocida como “yachting” o “gay for pay”.
El “yachting” involucra a individuos heterosexuales que participan en relaciones sexuales con personas del mismo sexo a cambio de compensación económica, lo que algunos expertos consideran una forma de prostitución masculina. Íngrith Iza, una psicóloga que ha estudiado este fenómeno, señala que esta práctica puede ser considerada una variante de la prostitución masculina, lo que agrega una capa de complejidad a la relación entre Sancho y Arrieta.