A través del tiempo, han sido varias las figuras latinas que han buscado abrirse camino en la política estadounidense y el talante colombiano, en estos casos no ha sido la excepción. Esta vez, porque Jorge Barón, ocupará por primera vez una curul en el Consejo Metropolitano del Condado de King en Seattle, Estados Unidos.
El hijo del reconocido presentador y animador de eventos colombiano, llega a este consejo en Estados Unidos, tras obtener una significativa votación el pasado 9 de noviembre. En la contienda de la cidad de Seattle, Teresa Mosqueda, también amplió su ventaja para alcanzar una curul.
Cabe mencionar, que el trabajo de Barón se ha distinguido por su lucha y defensa de los derechos de los inmigrantes en Estados Unidos. De esta manera, es como derrotó en los comicios a Sarah Reyneveld, fiscal general adjunta del estado, con un 58 % para representar al noroeste de Seattle en el Consejo del Condado.
Así entonces, tanto Barón, como Reyneveld, quienes son abogados progresistas, compitieron en esta contienda electoral para ocupar el lugar que era de la concejal Jeanne Kohl-Welles, quien también es progresista.
“Mi visión para el Condado de King se basa en el valor de que nuestro éxito como comunidad depende del bienestar de cada uno de nuestros vecinos”, se lee en el portal oficial del nuevo concejal.
Por último, cabe mencionar que además de defender la inmigración, Barón tiene como bandera política dar solución a “la crisis de las personas sin hogar en el condado de King con urgencia, centrando las experiencias y necesidades de nuestros vecinos sin hogar”.
Crisis presupuestal en Estados Unidos
Menos de dos meses después de evitar un “cierre” de sus servicios públicos por falta de una nueva ley de presupuesto, Estados Unidos se acerca otra vez a un impasse: el Congreso tiene una semana para alcanzar un acuerdo y evitar la parálisis de la administración federal.
Ninguna de las cámaras del Congreso, ni el Senado controlado por los demócratas, ni la Cámara de Representantes en manos republicanas, ha logrado adoptar una ley presupuestaria, cuando la actual expira en la noche del viernes 17 al sábado 18 de noviembre.
Sin acuerdo, la mayor economía mundial verá a 1,5 millones de funcionarios públicos en desempleo técnico por impago de salarios, el tráfico aéreo se verá perturbado, y los visitantes de parques nacionales no podrán acceder a estos sitios. El fantasma de un “shutdown”, como se conoce en Estados Unidos a esta parálisis presupuestal, vuelve a acechar.
Costo político
Los legisladores no quieren en general que esta situación, extremadamente impopular, se produzca. Las últimas negociaciones sobre este asunto, a fines de setiembre, generaron un caos en el Congreso.
Legisladores partidarios del expresidente Donald Trump, furiosos porque el entonces presidente republicano de la cámara baja, Kevin McCarthy, alcanzó un acuerdo de último momento con los demócratas para evitar el “shutdown”, lo destituyeron. Fue la primera vez en la historia que eso ocurría.
Luego les tomó tres semanas a los republicanos definir un nuevo “speaker”, como se conoce al mandamás de la cámara. Durante ese tiempo el Congreso no pudo adoptar ley alguna, y entonces se produjo otra parálisis, esta vez legislativa.
El nuevo presidente de la cámara, Mike Johnson, un desconocido para el público, tiene poca experiencia en las altas esferas republicanas y trata de amoldarse al puesto. Aún no se pronuncia sobre los pasos que pretende dar si busca evitar un cierre de servicios públicos que afectaría a la población.
Deberá negociar con un puñado de partidarios de Trump, adeptos a la ortodoxia fiscal, esto es, muy estrictos en materia de gasto; y también con demócratas que rechazan que la política de gasto público del país sea dictada por escuderos del exmandatario que busca volver a la Casa Blanca.
“La única forma de evitar una parálisis presupuestal es cooperar entre los dos partidos”, estimó el veterano líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, quien pidió a los republicanos “sacar las lecciones del fiasco de hace un mes”.
Es común que este problema se resuelva a último momento. Pero las divisiones en el Congreso son tales, que las tratativas se tornan amargas rápidamente.
Con información de AFP.