En un país obsesionado con la clase social, Michael y Carole Middleton (una descendiente de humildes mineros) lograron algo asombroso: pasar de clase media a clase a clase media, alta, es decir, a relacionarse tan bien que lograron que su hija se casara con el príncipe William, el futuro rey de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
¿Cómo lo lograron? Cuando ambos trabajaban en la aviación comercial, él como piloto y ella como azafata, Carole nunca dejó de lado una vieja afición: organizar fiestas para niños, pero siempre procuraba que fueran ingeniosas.
A eso se dedicaba en su tiempo libre: a ayudar a otras madres a ofrecerles a sus hijos experiencias inolvidables cada vez que celebraban su cumpleaños.
Eso la llevó a buscar siempre nuevas posibilidades, como lugares, accesorios, comidas, invitaciones y otros detalles, hasta que lo que comenzó como un pasatiempo se convirtió en un negocio.
Así nació Party Pieces, una empresa dedicada a proveer a sus clientes de toda clase de insumos para fiestas infantiles.
Con las mejores perspectivas, Michael también dejó de su puesto de piloto en British Airways y se dedicó por completo a la empresa familiar.
Fue tal el suceso comercial de los Middleton, que las ganancias los hicieron millonarios, lo cual es mucho decir en uno de los países con mejores estándares de vida y, donde, pertenecer a la high life implica sostener un tren de vida oneroso. Pero los Middleton tenían con qué.
Así, matricularon a sus tres hijos, Catherine, Pippa y James en el Marlborough College, donde pagaban colegiaturas anuales de más de 52.000 dólares.
Además, se compraron la mansión con que sueña cualquier aristócrata en el país, en el campo, por la cual pagaron 5.8 millones de dólares.
Allí, precisamente, fue donde William empezó a querer más a Kate y a su familia, porque le brindaban ese calor de hogar que no encontraba entre los muros de sus palacios.
Durante algún tiempo, cuando no sabía que se convertiría en la nuera del rey Carlos III, Kate Middleton trabajaba como jefe de compras de la empresa familiar, aunque, a veces, también solía encargarse de las fotografías del catálogo, pues distribuían mucho por Internet.
La movida social de los Middleton no se redujo a su hija mayor, sino que su buen estado financiero, le permitió a Pippa, su otra hija, casarse con James Matthews, uno de los hombres más ricos del Reino Unido.
Ahora, parece que toda esa bonanza es cuestión del pasado y los Middleton hacen titulares en los periódicos por la quiebra de Party Pieces.
De acuerdo con el Daily Mail, la empresa está quebrada a causa de una deuda total de 2.6 millones de libras, alrdedor de 3.2 millones de dólares, que ha suscitado una andanada de diatribas públicas por parte de sus acreedores.
Este miércoles, solo horas después de que su hija, la princesa de Gales apareciera en los medios jugando rugby con las estrellas nacionales de ese deporte, su familia era la comidilla a causa del derrumbe de su empresa.
De acuerdo con un informe presentado por su administrador, todo comenzó a deteriorarse con el confinamiento por la pandemia, cuando las fiestas estaban prohibidas, de modo que las ventas de la empresa se desplomaron.
En vista de ello, para seguir funcionando, se vieron obligados a pedir un préstamo de más de 270.000 dólares, dentro de un plan creado por el gobierno en respuesta a la crisis.
Los Middleton confiaban en que tras el coletazo de la pandemia podrían recuperarse, pero resulta que ahora el país está sumido en una crisis por el costo de vida que tampoco ha dejado despegar nuevamente a su negocio.
Varios acreedores de la familia de la futura reina Catherine no han tenido esa posición en cuenta para desacreditar a los Middleton.
Algunos, incluso, han tendido un manto de duda sobre si es real la quiebra o, en general, no pueden entender cómo se dio este desastre.
Un vocero de Sultani Gas, la empresa que les vendía el helio para los globos, le dijo al Daily Mail: “Lo que más me hiere es que yo confié en ella (Carole Middleton) como la suegra del futuro rey y, sencillamente, me traicionó. Esto es absolutamente inaceptable”.