Tras la segunda masacre en menos de dos meses en la cárcel de Guayaquil, el pasado 13 de noviembre, y en la que fueron asesinadas 68 personas, entre ellas tres de nacionalidad colombiana, un nuevo hecho siembra pánico en Ecuador.
Dos hombres, al parecer extranjeros, llegaron en la noche del miércoles pasado hasta una academia de belleza en la ciudad de Manta y secuestraron a Michelle Macias, exreina del Comercio y a una de sus compañeras.
La noticia no pasaría de ser la confirmación de que Ecuador atraviesa por uno de los momentos de mayor inseguridad en su historia, de no ser porque la exreina, cuyo vehículo fue encontrado incinerado, es hija de José Adolfo Macías, alias Fito, jefe de la banda criminal Los Choneros.
Con unos 12.000 hombres, esta banda delincuencial es la mayor estructura que existe en Ecuador al servicio del narcotráfico y el crimen organizado. De ahí el temor a las consecuencias que pueda desatar el secuestro de la hija de ‘Fito’.
La principal hipótesis apunta a que la mujer fue secuestrada por orden de ‘El Sargento’, el líder de la banda Los Lobos, la segunda estructura criminal más importante en ese país y cuya hija de 15 años de edad fue asesinada recientemente por órdenes, al parecer, de ‘Fito’ y ‘JR’, líderes de Los Choneros.
De acuerdo con el coronel (r) Mario Pazmiño, lo que se vive hoy en las cárceles y en las calles de Ecuador es la presencia de carteles internacionales como el Jalisco Nueva Generación, el cartel de Sinaloa y aproximadamente doce megabandas que operan internamente y que están conectadas con los carteles mexicanos.
“Bandas como Los Choneros, los Chone Killers, Los Lobos, etc., ejecutan acciones u operaciones de protección de los cargamentos de droga. Entonces Los Lobos con sus 8.000 hombres trabajan para el cartel Jalisco Nueva Generación y Los Choneros con 12.000 hombres está al servicio del cartel de Sinaloa. Por eso esta situación a nivel nacional se viene saliendo de proporciones rápidamente”, explica Pazmiño.
Génesis del mal
La confrontación fuerte entre bandas criminales en Ecuador empezó un año atrás cuando en Manta fue asesinado Jorge Luis Zambrano, ‘Rasquiña’, máximo cabecilla de Los Choneros luego de salir de prisión por orden judicial.
Empezó desde entonces un reacomodo entre líderes de la organización y jefes de estructuras más pequeñas que entraron a pugnar por el control territorial en las calles y el manejo de los patios dentro de las cárceles.
Producto de ese reacomodo se han registrado en este año cuatro masacres en tres de las principales cárceles con un saldo superior a 350 personas asesinadas, la mayoría de ellos con la brutalidad usada por los carteles mexicanos: descuartizados y decapitados.
La más violenta de ellas el pasado 28 de septiembre, donde 119 prisioneros fueron asesinados cuando alias Alan, miembro de Los Choneros, traicionó a su jefe ‘Fito’ y a ‘JR’, y abrió la puerta del pabellón 5 de la penitenciaría para que las bandas rivales Los Lobos y Los Tiguerones ingresaran a acribillar a sus compañeros con granadas y fusiles y tomaran el control de la cárcel.
Una semana atrás la violencia retornó a la cárcel del Litoral, cuando Los Choneros arremetieron contra integrantes de bandas como Los Lobos y asesinaron a 68 personas, entre ellas los colombianos Carlos Eduardo Medina, Jefferson Enrique Villareal y uno más que no ha sido identificado.
El País consultó con la Cancillería sobre la situación de los colombianos que permanecen en la penitenciaría de Guayaquil, pero a la fecha la única información que tienen es que son tres los colombianos asesinados.
En una carta fechada el pasado jueves, la canciller Marta Lucía Ramírez le pide al embajador en Ecuador, Manuel Enrique Rosero, “estar atento para ofrecer todo el apoyo necesario a las familias de las víctimas, incluyendo la atención consular necesaria para que puedan proceder a la repatriación de los cadáveres de sus seres queridos”.
Karol Noroña, periodista del portal GK y especializada en derecho humanos, explica que las causas de estos amotinamientos van más allá de la disputa entre megabandas. “El sistema carcelario en Ecuador, como en muchas naciones, comparten el factor común del olvido y el abandono estatal”.
“En el 2007 se declaró con Rafael Correa la emergencia en el sistema y se hizo una reforma que prometía mucho, pero no resolvió nada porque se construyeron megacárceles difíciles de controlar y en las que mantienen las conexiones los líderes de las bandas, pero también se vulneran los derechos de los presos, no tienen salud y hay altos índices de hacinamiento”, explica Noroña.
Esas macro cárceles, señala Nelsa Curbelo, analista ecuatoriana y experta en derechos humanos, se convirtieron en bodegas humanas. “Hay hacinamiento, hay corrupción, un problema sistémico en relación a la aplicación de justicia, sumado a que el narcotráfico está atravesando la sociedad y las instituciones en todos los niveles”.
Para el coronel Pazmiño “la penetración del narcotráfico y la delincuencia común tienen en posición de vulnerabilidad al Estado ecuatoriano”, que a la fecha las únicas medidas que ha tomado son las de decretar estados de excepción que nadie cumple.
Mientras tanto, las bandas mantienen el control de las cárceles con fusiles y drones con explosivos a la espera de utilizarlos en la próxima pelea; que puede ser en un día, un mes o una semana. Eso se sabrá cuando se conozca la suerte que corrió la hija del jefe de Los Choneros.
Bandas enfrentadas
Los Choneros: Tras el asesinato de ‘Rasquiña’ se comparten el mando alias Fito y alias Junior. Son la mayor banda criminal de Ecuador con cerca de 12.000 integrantes y con nexos con el cartel mexicano Jalisco Nueva Generación (Cjnj).
Los Lobos: La segunda banda más grande de Ecuador está bajo el mando de Wílmer Chavarría alias Pipo, quien controla el patio 9 y es aliado del cartel de Sinalóa.
Los Chone Killers: Una banda liderada por Benjamín Camacho, alias Ben-10, y que al igual que Los Lobos hacía parte de Los Choneros, pero que se independizó tras el asesinato de alias ‘Rasquiña’. Controlan el patio 2 de la cárcel del Litoral, en Guayaquil.
Los Tiguerones: Se dieron a conocer tras la masacre de septiembre pasado. Están bajo el mando de William Alcívar alias Negro Willy, un exguardián carcelario y controlan el Pabellón 8 del penal.
Los Latin Kings. Están bajo el mando de Carlos Macías, alias El Diablo, y es una banda que controla los pabellones 1, 4 y 11 dentro de la cárcel del Litoral.
Las bandas Las Águilas y Los Fatales controlan los patios 3, 5, 6, 7, 10 y 12 del violento penal.