La Agencia Espacial Europea, ESA, y el Consorcio Euclid lanzaron un nuevo programa en el que, en colaboración con el Instituto Astrofísico de Canarias, IAC, y la plataforma Zooniverse, elegirán a algunos voluntarios de todas partes del mundo para que puedan identificar las formas de millones de galaxias de imágenes tomadas por el telescopio Euclid.
La idea de esta iniciativa es que se entrenen redes neuronales de inteligencia artificial para confeccionar el catálogo de morfología galáctica más grande hasta la fecha: ”En noviembre de 2023 y mayo de 2024, el mundo pudo comprobar la calidad de la misión Euclid de la ESA al hacerse públicas sus primeras imágenes, mostrando una gran variedad de fuentes, desde nebulosas cercanas a cúmulos de galaxias distantes. Y esto es solo el principio, ya que Euclid, en su misión de cartografiar el universo, continuará tomando imágenes de cientos de miles de galaxias lejanas”, explicó IAC.
En ese sentido, se espera que en los próximos seis años la misión envíe datos a la Tierra para que Euclid publique sus primeros catálogos sobre la información hallada. La primeratanta de datos, que contiene decenas de miles de galaxias seleccionadas entre más de 800.000 imágenes, ya se puede ver en la plataforma aunque falten las indicaciones.
De hecho, este año, el telescopio espacial europeo Euclid descubrió siete nuevos planetas huérfanos, mundos solitarios que vagan por el espacio interestelar sin vínculo con ninguna estrella.
A diferencia de la Tierra, estos astros no tienen día o noche, ni meses y años. Sin embargo, algunos científicos creen que podría haber billones y billones de ellos en la galaxia y que algunos podrían albergar formas de vida.
Estos planetas errantes, gigantes gaseosos con una masa al menos cuatro veces mayor a la de Júpiter, se descubrieron en la nebulosa de Orión, una región en la que se forman estrellas situada a unos 1.500 años luz de la Tierra.
Y son solo “la punta del iceberg”, declaró el astrónomo español Eduardo Martín, principal autor del estudio. Pero encontrarlos es como “buscar una aguja en un pajar”, explicó, ya que no reflejan la luz de una estrella cercana.
Los siete planetas observados por Euclid tenían la ventaja de ser bastante calientes, y por lo tanto de producir una radiación que facilitó su descubrimiento.