A tres semanas de completar lo que los analistas consideraban que serían los primeros cien días más pobres en resultados para un presidente de Estados Unidos, con el ataque ordenado por Donald Trump contra una base militar en Siria, en represalia por el asesinato de varios civiles con armas químicas, el magnate de los hoteles y casinos dio literalmente ‘en el blanco’.
No solo porque consiguió en la política interna que demócratas y republicanos aplaudieran su decisión, sino porque obtuvo el respaldo mayoritario de la comunidad internacional, que vio con buenos ojos la reacción a un caso de violación del Derecho Internacional Humanitario, incluido el Gobierno Chino, que políticamente se ha ubicado en una orilla ideológica distinta a la que lidera Estados Unidos.
Emilio Viano, politólogo y catedrático de la Universidad Americana de Washington, aseguró que el presidente sirio Bachar al Asad, con el supuesto uso de armas químicas contra su gente, le dio a Trump una oportunidad excepcional para demostrar que tiene liderazgo, que puede actuar y que no tiene temor de usar la fuerza militar.
“Los sondeos revelaban un nivel de aprobación muy bajo para el Presidente, había tensión en la casa Blanca porque Trump estaba muy decepcionado con su equipo y con el Congreso, porque no tenía ningún logro importante. Esta situación lo mostró como un líder, porque mucha gente encontró razonable que tras un ataque en el que matan a mucha gente con gas químico, Estados Unidos interviene de manera proporcional, con un blanco muy claro, sin deseo de matar rusos ni sirios y ya todo pasó”, dijo Viano.
Tradicionalmente, después de los primeros cien días de gobierno en los Estados Unidos termina la luna de miel con el mandatario y para Trump su situación hasta el pasado jueves era bastante negativa.
Entre otras cosas por las batallas perdidas con la Corte Suprema de Justicia en la persecución que ha pretendido desatar contra los inmigrantes, por sus enfrentamientos constantes con los medios de comunicación y con la sombra de haberse aliado con Rusia para alterar los resultados electorales y vencer en las urnas a Hillary Clinton, proceso que se encuentra hasta la fecha en etapa de investigación.
Ante el mundo, coinciden los analistas, Trump ha dado un golpe de autoridad y fiel a los postulados republicanos, que han tenido la guerra siempre en el orden del día, mostró su talante y ha enviado el mensaje de que no le temblará la mano a la hora de hacer uso de las armas y en asumir ese papel de ‘policía del mundo’; como lo prometió en campaña.
No obstante, ayer la portavoz de la Canciller rusa, María Zajárova, indicó que el ataque a Siria “no responde a una estrategia en Oriente Medio, sino a un intento de Trump por imponerse a sus opositores en la guerra política que se ha desatado en Washington tras su llegada a la Casa Blanca.
¿Nuevo ajedrez político?
Sin embargo, varias cosas llaman la atención de los analistas en este ataque ordenado en la noche del pasado jueves desde el Mediterráneo, contra la base militar de Shayrat; entre ellas, que se hiciera en medio de una visita de Estado del presidente de China, Xi Jinping, a los Estados Unidos.
Esa presencia, consideran algunos, podría mostrar un reacomodo en la geopolítica internacional, teniendo en cuenta que China no ha sido precisamente aliado de EE.UU. y que en varios ocasiones coincidió con Rusia en vetar resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU en las que buscaban imponer sanciones a Siria.
Sin embargo, Juan Ramón Martínez, profesor de derecho internacional de la Universidad del Rosario, aseguró que China tiene claro su papel en el futuro cercano y para ellos lo más importante, al virar a socialismo de mercado, es constituir una gran hipereconomía.
“Les interesa generar una economía fuerte y aprovechar la debilidad de cualquier potencia hegemónica. Creo que no se van a meter en confrontación bélica, pero Trump aprovechó esa presencia para dialogar con el jefe de Estado chino y derivar lo que sucedió. China es un observador en medio del caos para sacar réditos”, dijo Martínez.
El analista venezolano Elías Guerra coincidió con esa apreciación y agregó que China no vio un riesgo considerable en la agresión a Siria y que Trump lo que hizo fue mostrarle los dientes al mundo, utilizando para ello un país como Siria, que no tiene capacidad de respuesta militar.
“Ahora, no sé si EE.UU. haría lo mismo con Corea del Norte, donde sí está en juego la tranquilidad de China, que comparte con ese país su frontera y ante un ataque los coreanos no tendrían hacia dónde más huir”, dijo.
Tampoco es conveniente para China mostrarse como aliado de EE.UU. cuando hay un conflicto potencial en el océano Pacífico y el océano Índico, en la disputa por varias islas que reclama como suyas, mientras Estados Unidos ejerce su poder militar en el mar de China del Sur desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
China le apuesta fuertemente a la economía, pero ha incrementado también su poder militar para controlar Asia del Sur y su obstáculo es EE.UU. En ese sentido, dicen los expertos, no le convendría alejarse de Rusia, donde tiene intereses muy fuertes en la exploración de gas y de petróleo, ni de otros aliados internacionales en su región para aproximarse a Washington.
Rubén Sánchez, docente de ciencia política y relaciones internacionales de la Universidad del Rosario, no observa tampoco un acercamiento de China a Estados Unidos con este hecho.
“El problema no es Siria; el problema es del poder de los Estados Unidos en el mundo y cuáles son los países que le están planteando problema a EE.UU.: Corea del Norte que también ha lanzado misiles al mar de Japón y está construyendo un misil intercontinental. Washington trata de impedir que estos Gobiernos un tanto díscolos levanten la cabeza”, aseguró Sánchez.
Tema con Rusia
Otra lectura descartada es el supuesto intento de Donald Trump de tomar distancia del presidente ruso, Vladimir Putin, sobre todo ahora que se investiga si Moscú participó en una supuesta corrupción para alterar los resultados de las pasadas elecciones presidenciales en EE.UU. en favor de Trump.
Y la agresión a Siria es también un ataque indirecto a Rusia porque Bachar al Asad es un aliado de Putin y Rusia mantiene intereses en Siria; principalmente porque es allí donde tiene su base naval y que le permite presencia en el Mediterráneo, y sostienen relaciones militares y de inteligencia.
“El problema en las relaciones exteriores no son de amistad o enemistad; el problema tiene que ver con el poder. Lo que intenta el presidente Trump es demostrarle a Putin que tiene el poder suficiente para contrarrestar las ambiciones rusas y eso no implica que puedan tener negociaciones en otros aspectos. Tendríamos que esperar qué pasa del lado ruso”, indicó Sánchez.
Independientemente de lo que venga en los próximos días, creen los analistas que Trump salió bien librado de su primera acción militar, pero genera incertidumbre porque es imposible saber hasta dónde pueda llegar con el poder militar estadounidense.