Palo y zanahoria, pero más palo que zanahoria. Así ha respondido el presidente Nicolás Maduro a la ola de protestas en la que se halla sumida Venezuela desde que en marzo el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) casi liquidó a la opositora Asamblea Nacional.
En efecto, aunque ha invitado a sus adversarios a retomar el diálogo interrumpido a finales de 2016, tampoco ha dudado en usar la fuerza bruta para reprimir sus manifestaciones e, incluso, ha anunciado su intención de fortalecer la Milicia Bolivariana.
“He aprobado al Ministro de la Defensa planes para expandir la Milicia Nacional Bolivariana durante este año a 500.000 milicianos con todos sus equipos y la logística”, afirmó el Mandatario el 17 de abril, al encabezar los actos por el séptimo aniversario de la creación de ese polémico ente castrense.
Y a sus integrantes les dio por toda instrucción: “Si algún día amanecen con noticias de que la traición y la ultraderecha han pretendido imponer alguna forma de golpe de Estado, salgan como el 13 (de abril de 2002) a tomar el poder total de la República, insurrección en todas las fuerzas populares militares que tiene la Patria, no lo duden ni un segundo”.
Las palabras de Maduro han hecho saltar las alarmas en el movimiento de Derechos Humanos y en las filas opositoras, fundamentalmente porque la Milicia no figura en la Constitución de 1999 y porque muchos la consideran una guardia pretoriana del Jefe del Estado, debido a que es él quien la dirige.
El Artículo 328 de la Carta Magna establece que la Fuerza Armada Nacional (FAN) está integrada por “el Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional”.
“Es una amenaza muy grave del dictador Maduro, porque implica avanzar en el proceso de armar a la población civil que se viene registrando desde hace años con el propósito de intimidar y perseguir a la disidencia política, pues la Milicia es un grupo que actúa con base a las órdenes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)”, denuncia Inti Rodríguez, coordinador de Investigación del Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea).
Y agrega que “no es un cuerpo profesional que está debidamente entrenado para el uso de armas de guerra y de paso no se conoce cuáles son los criterios para integrarlo”.
En similares términos se pronunció el presidente de la Comisión de Defensa del Parlamento, Édgar Zambrano, quien califica las palabras del Mandatario de “acto intimidatorio” que busca “inhibir a la sociedad y desalojar de las calles ese reclamo social por democracia y elecciones”, pero sostiene que “no hay 500.000 milicianos”.
Con lupa
“La Milicia nace en 2007 del temor de Hugo Chávez a que le ocurriera otro 11 de abril de 2002, es decir que la FAN se levantara contra él y lo depusiera”, recuerda el exministro de Defensa, general (r) Fernando Ochoa Antich.
Y añade: “Nace de una reforma a la Ley de la FAN, en la que modificó la figura de la Reserva existente, reforma que Chávez trató de incluir en la Constitución, siendo rechazada por el pueblo en el referendo de ese año. Por lo tanto, no solo es inconstitucional sino contraria a la voluntad popular. Chávez creó la Milicia con la intención de que cualquier levantamiento de la FAN fuera repelido por ella”.
De acuerdo con el Artículo 66 de la Ley de la FAN de 2014, la Milicia Bolivariana es “un componente especial integrado por la Milicia Territorial y el Cuerpo de Combatientes, destinada a complementar la Fuerza Armada en la seguridad, defensa y desarrollo integral de la Nación, para garantizar la independencia, soberanía y asegurar la integridad del espacio geográfico”.
En el informe de gestión de 2015 que el ministro de Defensa, general en Jefe Vladimir Padrino López, entregó el año pasado a la AN figuran muchas cifras sobre este ente, entre las cuales destaca que en ese período “se registraron 365.046 nuevos milicianos”, los cuales están distribuidos en las 99 áreas de defensa integral en las que está dividida hoy Venezuela y en 499 batallones.
Sin embargo, en el presupuesto de 2017 el despacho castrense reservó casi 136 millones de bolívares (13 millones de dólares a la tasa oficial de 10 bolívares por dólar) para “el sistema de corresponsabilidad de la Milicia”; y otros 215 millones (21,5 millones de dólares) para la “operacionalización de la unión cívico militar” a través de esa organización.
Asimismo, anunció que esos fondos serían para atender a 224.847 milicianos, lo cual supone una diferencia de 140.199 hombres y mujeres en comparación con lo anunciado en el informe anual de 2015.
De ser ciertos algunos de los números antes mencionados, la Milicia sería el componente de la Fuerza Armada venezolana más grande, pues los otros cuatro totalizan 489.482 hombres y mujeres.
Ya en 2013 Maduro se había trazado la meta de tener medio millón de milicianos para 2015 y un millón en 2019.
Debilidades
Aunque reconoció que las palabras del Presidente deben alarmar a los ciudadanos de a pie, el general Ochoa cree que la Milicia está lejos de representar una amenaza para las Fuerzas Militares regulares.
“Desde hace años se viene hablando del fortalecimiento de la Milicia. Chávez lo dijo varias veces, pero el equipamiento que tienen los milicianos es precario y creo que es porque los oficiales profesionales no la ven con buenos ojos. La Milicia no es una fuerza de combate que pueda enfrentar a la FAN, al menos hoy”, dijo.
En similares términos se pronunció el diputado Zambrano: “Hay muchos milicianos de avanzada edad, lo cual pone en duda su efectividad para un combate (…) Muchos no podrían cargar el fusil y mucho menos dispararlo”.
Aunque ciertamente un porcentaje de los milicianos son personas de edad más cercana a estar pendientes de sus nietos o de la pensión, que de practicar tiro, con el paso del tiempo han ido adentrándose en la vida cotidiana de los venezolanos. Así, hoy se les ve custodiando las colas de los mercados cuando venden productos escasos, participando en el Plan República, operativo que se encarga de la seguridad durante las elecciones; e, incluso, asumiendo algunas labores de seguridad ciudadana junto a las policías.
El hecho de que la Milicia dependa directamente del Presidente de la República, como lo establece el Artículo 66 de la Ley de la FAN, es uno de los motivos que preocupa al alto oficial retirado.
“Han tratado de politizar e ideologizar a la FAN, pero los anuncios de detenciones de oficiales activos y retirados en los últimos tiempos revelan que no lo han logrado por completo; y por eso creo que vuelven a poner su mirada sobre la Milicia, porque creen que es más fácil con ella, pues sus integrantes no son militares profesionales, de dedicación exclusiva y con formación, sino ciudadanos y muchos de ellos afectos al PSUV”, remató.
Las declaraciones que el diputado oficialista Pedro Carreño realizó esta semana respaldan los señalamientos de Ochoa: “Aquí tenemos un plan de encuadramiento de estructura del Psuv para incorporarse al plan de defensa integral (…) Si esto (las acciones de la oposición) genera una escalada de violencia, el Psuv debe incorporarse como cuerpo de combatientes a través de cuatro ejes. Vamos a ir a los campos de entrenamiento de tiro, de defensa antimotín, nos vamos a preparar para todo”.
Alerta de la CIA
El director de la CIA, Mike Pompeo, advirtió esta semana que “cada vez es mayor” el riesgo de que las milicias armadas de Venezuela “actúen fuera de control” y alertó del “alto riesgo” que supone la creciente transferencia de armas en el país petrolero.
Sin embargo, Pompeo aludía a los llamados colectivos, es decir, grupos armados por el gobierno de Nicolás Maduro para defender los intereses chavistas de los movimientos opositores.
”Hay muchas armas circulando en Venezuela y el riesgo es increíblemente real y serio, y una amenaza para Suramérica, Centroamérica y no solo en Venezuela”, manifestó el director de la CIA.
A su vez, el director Nacional de Inteligencia, Dan Coats, afirmó que “el impopular Gobierno autocrático de Venezuela recurrirá a medios cada vez más represivos para contener a opositores políticos y disturbios callejeros”.