Sandra, una joven de 28 años originaria de Bucaramanga, decidió hace un año emigrar a Canadá en busca de un futuro más prometedor para sus tres hijos, de 4, 8 y 11 años. Pero, trágicamente, en los últimos días perdió la vida en un accidente.
Su primera tarea fue establecerse: encontró un hogar y un empleo estable con la esperanza de enviarles el dinero necesario a sus hijos para reunirse. El 4 de septiembre de este año, los niños viajaron a la región de Quebec acompañados de su abuela.
“Firmé los permisos para que pudieran reunirse con su madre, con la ilusión de que tuvieran mejores oportunidades”, señaló en Vanguardia Iván Reyes, el padre de los pequeños.
Tan pronto como se encontraron, Sandra los inscribió en una escuela de la zona. La posibilidad de ofrecerles una mejor calidad de vida la mantenía motivada en su trabajo en una empresa de galletas en Saint-Rémi, al sur de Quebec.
Sin embargo, el pasado 4 de octubre, esa ilusión se desvaneció. Sandra, mientras conducía a su trabajo, sufrió un grave accidente en la ruta 221, conocida también como bulevar Saint-Rémi. “Salió de casa la tarde del viernes; iba a cumplir con su jornada laboral cuando ocurrió la tragedia”, relató Reyes.
De acuerdo con la información preliminar, al parecer, la mujer no logró frenar a tiempo y colisionó contra el vehículo que la precedía. El impacto la desvió de su camino y terminó chocando con un camión que venía en sentido contrario.
Ante este hecho, su auto quedó completamente destrozado, especialmente la parte del conductor. Sandra permaneció atrapada en los restos del vehículo durante media hora, hasta que los bomberos lograron liberarla con herramientas especializadas.
Una vez rescatada, la llevaron al hospital más cercano, pero lamentablemente, horas después falleció debido a la gravedad de sus heridas. Desde entonces, la familia enfrenta un difícil proceso para repatriar su cuerpo, que, según un amigo cercano, será cremado. Mientras tanto, los hijos de Sandra siguen en Canadá esperando retornar a Colombia.