La iglesia ortodoxa de la aldea moldava de Cimiseni debatió durante mucho tiempo sobre si su lealtad debía estar con el Patriarcado de Moscú o con la Iglesia de Rumanía, pero el debate quedó zanjado después de la invasión rusa de Ucrania.
Esta parroquia ubicada cerca de la capital, Chisinau, está en una localidad de 2.850 habitantes, la mayoría de habla rumana. Forma parte de un creciente número de iglesias que dieron la espalda a la jerarquía de Moscú y prefirieron la Metrópolis (Iglesia) de Besarabia, que depende de Bucarest.
Moldavia cuenta con cerca de 2,6 millones de habitantes, en su mayoría cristianos ortodoxos, y este quiebre refleja una disputa de fondo en la ex república soviética, que aspira a adherirse a la Unión Europea y a dejar atrás la influencia rusa.
Los fieles “empezaron a decirme que ya no querían venir a la iglesia de Cirilo a recibir la comunión”, cuenta a AFP el sacerdote Ioan Solonaru, refiriéndose al patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, que es un defensor de la invasión.
La llegada de refugiados ucranianos también sensibilizó a la opinión pública en Moldavia.
Desde la invasión, más de 50 parroquias moldavas dejaron de adherir al Patriarcado de Moscú y optaron por la obediencia a Bucarest, según la Metrópolis de Besarabia, dependiente jerárquicamente de la Iglesia ortodoxa de Rumanía.
“Ya no hay nada que nos una a Moscú”, afirma Solonaru, de 55 años, quien ve con incredulidad “la nostalgia de algunos por la Unión Soviética”.
“Hijos perdidos”
En una misiva reciente, el actual primado de la Iglesia de Moldavia dependiente de Moscú, el metropolita Vladimir, expresó su preocupación.
El clérigo dijo a Cirilo que hay una “marginación” debido a “su pertenencia al Patriarcado de Moscú, percibido en la sociedad moldava como una avanzadilla del Kremlin”.
El líder religioso afirmó que el pueblo moldavo busca acercarse a Rumanía y pidió una solución para “poner fin a la crisis”.
En una reunión de altos dignatarios, después del envío de la carta, los clérigos decidieron mantener su lealtad con Moscú.
Actualmente, hay en Moldavia 1.350 parroquias que obedecen al Patriarcado de Moscú, y 200 bajo la autoridad de la Iglesia de Rumanía.
“No nos sentimos en peligro”, declaró a la AFP Ioan de Soroca, vicario de la Metrópolis de Moldavia, sujeta a Moscú, una diócesis que condenó la guerra en Ucrania pero sin criticar al patriarca Cirilo.
El obispo Ioan calificó a los religiosos que se apartaron de la jerarquía moscovita como “hijos perdidos que deben entrar en razón”.
Un mensaje proeuropeo
La invasión rusa de Ucrania, lanzada en febrero de 2022, aceleró una tendencia proeuropea en Moldavia, un país entre Ucrania y Rumanía, perteneciente a la EU.
La Metrópolis de Besarabia recibió a nuevos fieles “con los brazos abiertos”, afirmó su portavoz, Constantin Olariu, en un momento en que Moldavia se prepara las negociaciones para entrar en la UE.
“Es un mensaje proeuropeo”, afirmó.
A su vez, la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, emitió un mensaje en el mismo tono en una entrevista de radio, en la que llamó a “toda la sociedad, incluida la Iglesia”, a unirse por la “paz” en el camino hacia la integración europea.
La guerra también supuso un quiebre para los cristianos ortodoxos en Ucrania y la Iglesia, que había permanecido fiel a Moscú, declaró su independencia en mayo de 2022.
Las autoridades ucranianas decretaron este año que la Navidad se celebra el 25 de diciembre, una ruptura con el calendario de la Iglesia ortodoxa rusa que conmemora la festividad el 7 de enero.
Con información de AFP