La popularidad de Luiz Inácio Lula da Silva cayó al nivel más bajo de sus tres mandatos como presidente de Brasil, ubicándose en 24%, según una encuesta publicada el viernes por el instituto Datafolha.
El referente de la izquierda latinoamericana fue criticado en la última semana por sus declaraciones sobre la acelerada inflación, después de haber dicho: “Si un producto está caro, no lo compre”.
Su gobierno también ha tenido dificultades para imponer sus mensajes en redes sociales. En enero, desistió de avanzar con una medida sobre el sistema de pagos instantáneos PIX, muy popular en Brasil, tras una ola de desinformación sobre un supuesto impuesto a esas transacciones.
De las 2.007 personas interrogadas el 10 y 11 de febrero por Datafolha, instituto de referencia en Brasil, el 24% evaluaron el gobierno de Lula como “bueno” o “muy bueno”, con un margen de error de dos puntos. En diciembre era del 35%. Quienes lo consideran “malo” o “muy malo” se dispararon de 34% a 41% en dos meses.
Luego de terminar dos mandatos consecutivos (2003-2010) con una popularidad récord, un escándalo de corrupción menguó la imagen de Lula y lo envió a la cárcel. Absuelto por la justicia, regresó a la presidencia tras imponerse en las elecciones de 2022 al entonces mandatario Jair Bolsonaro. Sin embargo, su popularidad nunca había estado tan baja.
El menor nivel de aprobación anterior se remonta a 2005, con 28%, en el apogeo del escándalo de corrupción del Mensalao, durante su primer mandato, de acuerdo con medios locales.
El viernes, afirmó en una entrevista a la radio local Clube do Para que era “muy temprano para hablar de la elección (presidencial) de 2026″, mientras aún no define si buscará la reelección para el 2026.
“Si estoy bien, y creo que puedo ser candidato, puedo presentarme. Pero no es mi prioridad ahora”, apuntó.
El estado de salud del mandatario, de 79 años, también ha lanzado dudas sobre su futuro político, haciendo que muchos lo comparen con lo que vivió el expresidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien a pesar de que se lanzó para la reelección por su partido Demócrata, unos meses despues desistió tras el deterioro en su salud en varias apariciones públicas.
Lula se sometió a una cirugía craneal en diciembre para drenar un hematoma relacionado con un accidente que sufrió en octubre, cuando se golpeó en la nuca al caerse en el baño. Su médico, Roberto Kalil, dijo entonces al canal Globo que “existía el riesgo de que sucediera lo peor”. Pero su equipo médico afirma que el accidente no afectó sus capacidades cognitivas.
Hace tres semanas, el presidente brasileño, quien ha continuado sometiéndose a exámenes de control tras la operación, declaró que estaba “completamente recuperado”.
*Con información de AFP y redacción de El País